Martha Asunción Alonso
Antídoto
Lo mismo que esas latas de refresco vacías
que quedan en las dunas, entre juncos.
Han perdido el color. Son otra cosa,
una forma distinta de hacer ruido,
dejar pasar el viento. Pero existen.
Aunque nadie las beba.
Así debes ser tú: vive tu soledad
como las latas viejas, estas dunas.
Es hermoso volverse caracola, cambiar,
ser ermitaño.
Siente mudar tu rostro.
Tienes el mar. El sol. Y el aire, tu cabello.
No necesitas más para curarte.
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