Gsús Bonilla
OS
CUENTO
Había una vez en que los
años eran caprichosos,
andar de cabeza el modus
operandi más práctico;
cuando tenía siete novias
para siete de mis dedos
y por vicio soplaba en
sus nucas
después de haber silbado
detrás de sus orejas
versos de amor.
Cuentan que por entonces
el cirujano
se dedicaba a separar
entrañas
y la microcirugía
nunca supo diferenciar
el polvo de las pajas.
Cuentan que no podía
abrir la boca
porque mi lengua estaba
hinchada
y las ávidas avispas de
clavar su aguijón
no se cansaban.
Es sabido que la magia
era truco
y había miedo a nadar sin
guardar la ropa,
iba desnudo, el mar eras
tú,
bajaba la marea,
bajaba la venta cuando te
subías las bragas
y detrás estaba yo,
y tenía todo negro por
delante.
Cuando los brotes no eran
de esperanza
y se daban de ostias las
briznas de futuro
con los vertidos del
alma,
supuraban precipicios por
narices
y los claveles agarraban
entre la mierda de mis uñas,
pero sus raíces eran de
oro.
Por duplicado, había otra
vez,
en que tocaba la tierra
porque las guitarras
dormían por los suelos
y mis sueños se ahorcaron
con sus cuerdas,
cuando los disgustos de
mi madre
llegaban sin avisar a la
hora de sentir,
porque mis besos eran
fríos
porque residían en el
norte, quizá en el sur,
no lo recuerdo;
pero allí donde las putas
banderas
ondeaban en los días de tormenta,
las entradas partían
espinillas
y te astillaban hasta el
corazón,
las salidas no eran de
emergencia,
sino salidas y punto,
y se gozaba y gozaba.
Cuando la vida se desboca
y pierdes la riendas,
cuando con lluvia quise
moderar la velocidad,
pero no lo conseguí…
pero no lo conseguí…
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