Gsús Bonilla
EL
HOMBRE TRECE
El hombre trece
tiene una inexplicable
habilidad
para cambiar el estado de
las cosas,
de las vidas,
e incluso de las almas.
Te abraza con sus brazos
oscuros
de extrañas raíces,
y alcanza con su mirada
cualquier alrededor de
primavera;
una vez que te mira, se
acerca
y se impregna en ti
como una asquerosa baba
en la que la mala suerte
es un aire más que se
respira.
Una vez infectado
se tarda poco en cambiar
de color,
en décimas de segundo
tu verde rosa o habitual
blanco
pasa a ser un azul oscuro
tormentoso
que no conociste antes,
y ahí te das cuenta de tu
mal.
Cuando el sol
no puede abrir los ojos
y sumergido entre espejos
cóncavos
el retrato de un miedo
absurdo
te convierte en locura
paranoide,
la catástrofe pisa por
tus pisadas
y el rastro que vas
dejando
marca el camino
hacia un atolladero
inesperado.
Si ves a este hombre
malo,
si le ves,
has de huir de él,
o lucha, o haz lo que te
venga en gana,
pero tienes que saber
que yo tuve la desgracia
de plantarle cara,
y me convirtió en una
especie
de rey Midas venido a
menos,
con la exclusiva
diferencia
de que yo, todo lo que
toco
lo convierto en mierda.
lo convierto en mierda.
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