Anne Sexton
BEN CLARK 1 ABR 2013
La publicación en español de la Poesía completa de Anne Sexton, casi cuarenta años después de su suicidio, es un feliz acontecimiento. Uno de los deseos de la estadounidense era ser traducida “en todo el planeta” y ya está más cerca de cumplirse. Mientras trabajaba en la edición de sus Poemas de amor (Linteo, 2009) pude comprobar que, entre las muchas obsesiones de Sexton, destacaba su cumpleaños, día que odiaba y que fue testigo de numerosos intentos de suicidio y de un grave accidente doméstico —que ocurrió, por desgracia, la única vez que sí decidió festejarlo—. Quizá Sexton, tan aficionada a encontrar —más que a buscar— metáforas y juegos de palabras irónicos —leyendo a Rimbaud identifica la palabra francesa âne (asno) con Anne— aceptase este recorrido que propongo a continuación: entrever en los compases del Cumpleaños feliz, la vida y obra de una de las autoras fundamentales del siglo XX. Aunque lo más probable es que le horrorizara la idea. Cantemos, pues, junto a Sexton:
Comienzo anacrúsico: Al manicomio y casi de vuelta (1960).Cuando un profesor de música explica la anacrusa suele recurrir al Cumpleaños feliz por ser la canción con comienzo anacrúsico más famosa. Implica el comienzo de una pieza (sílabas cum-ple) antes del primer compás. Es un tiempo incompleto fuera de la norma de los tiempos, un tiempo raro. Sexton no empieza, retoma. Las notas que faltan para completar el compás las guardó su madre que, tras leer uno de sus primeros poemas, acusa a la joven de plagio. Los compases serán, naturalmente, de tres tiempos (“Yo soy una tercera parte / de tus hijas”) que se corresponden, respectivamente, con los tres pilares de Sexton: familia, carrera y depresión. Identificación, ya, con la locura, “Así es como ellos tocan / las campanas en el manicomio / y esta es la señora-de-la-campana / que viene cada jueves por la mañana / para darnos clase de música” y primeros apuntes del confesionalismo que caracteriza su obra: “Yo, que elegí dos veces / matarme a mí misma”.
Primer compás: Todos mis seres queridos (1962). Su carrera arranca con un tiempo fuerte que parece ganarle el pulso a los episodios depresivos. Es ya Anne Sexton, la escritora que juega a serlo y que disfruta y sufre una intensa vida epistolar. “Leo un libro nuevo y arrastro los pies al pasar frente / a la entrada para enviar mi primera carta de fan al autor”.
Segundo compás: Vive o muere (1966) y Poemas de amor (1969).Fe-liz. La palabra queda fracturada entre un compás y el anterior. Pulitzer, reconocimientos y becas. El libro es un canto a la melancolía pero se resuelve con la esperanza: “Por eso digo Vive / y gira mi sombra tres veces en círculo”. De nuevo el tres. Poemas de amor coincide con el final del compás y con la repetición de la forma anacrúsica, ya integrada —atrapada— en una rutina. Recaída, alcoholismo y progresiva destrucción de su matrimonio: “Estoy viva en la noche. / Estoy muerta de mañana”.
Tercer compás: Transformaciones (1971). Tres notas negras que escalan hacia lo que será, de momento, la nota más aguda de la pieza —vendrán otras— constituyen el ecuador creativo de la autora y una relativa calma que precederá la tormenta para la paciente, madre y esposa: “Cenicienta y el príncipe / vivieron, dicen, felices para siempre, / (...) / nunca molestados por pañales o polvo”.
Cuarto compás: El libro de la locura (1972). De nuevo, felicidad partida y regreso de la forma anacrúsica y depresiva. Concluye la primera parte de la pieza, la pregunta. Se acerca el final: “Está nevando y la muerte me fastidia / tan tenaz como el insomnio”; “Pregúntate sobre esto /y verás cómo la muerte / me gotea en estos grises labios”.
Quinto compás: Los cuadernos de la muerte (1974). Las notas más agudas. La respuesta tiene la voz de la Sra. Perro / Dios: “He recorrido un largo camino para quitarme la ropa”; “Ms. Dog se encuentra en la orilla / y el mar sigue meciéndose / y ella quiere hablar con Dios”.
Sexto compás: El horrible remar hacia Dios (1975). To-dos. El ritmo se ralentiza, Sexton revisa los impulsos que alimentaron su primera poesía: “Yo estoy escribiendo / cada día el Dios / en el que crece mi máquina de escribir”. Luego el ritmo cabalga hacia el final: “Estoy amarrando mi barca de remos / al muelle de la isla llamada Dios”.
Séptimo y octavo compás: Calle de la Misericordia 45 (1976) se publica de forma póstuma. El último fe-liz se pierde en un compás de dos tiempos que se completa con la anacrusa del principio. La Anne-crusa que nos lleva a releer la historia de una poeta, “no sólo la historia de la sábana”.
Ben Clark es poeta y traductor.
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