Natalia Menéndez
Resplandece la tarde al despedirse
con un gesto de tristeza ante el desahucio,
los labios dulces desgranando
poco a poco el fruto que mi mano extiende.
Es sólo un sueño en el que muerdo un labio,
con la voz silenciada
subo una montaña,
saboreo el caudal de un río de cítricos
desde tu boca al mar.
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