Rafael Antúnez Arce
Las horas, el deseo como un residuo flotando sobre la nada, la voz del hombre convertida en alarido horrible bajo la música.
¿Qué es la música?
En mi sillón se acumulan cenizas, repito cada madrugada, camino sin orientación; las manchas del dolor son profundas.
Sácame de este laberinto que soy, repetida en mí la mecánica celeste. Extrae lo que es tuyo y reúnelo contigo. He comprado unos billetes para casa, pero el autobús no acaba de llegar. Tecleo estas palabras. Tecléame la vida a las nueve en punto. Necesito despertar.
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