Daniel Rodríguez Moya
Hoy sólo sé que existo y amanece
Javier Egea
A Isabel Chillón
No es un buen comienzo, ya lo sé, para un poema,
decir que el tiempo pasa lentamente,
que no existe un lugar para el reposo
en esta vida tibia que parece
un circo de fantasmas,
la voz de un niño ahogado que se escucha
al fondo de los pozos y el silencio
de tardes de verano en la alameda.
No existen las palabras necesarias,
un verbo que descubra en estos versos
un fondo de sorpresa o esperanza.
Hoy sólo sé que existo, y amanece
el alba incierta que hemos presentido,
oscura y sucia.
No es un buen final para un poema, ya lo sé,
decir que estoy cansado, que no quiero
pensar que en una tarde de verano
el tiempo detenido en este cuarto
ha mellado una parte de mi vida.
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