ERIC H. CLINE, LA CRISIS Y LA DE HACE 3.000 AÑOS
“Toda sociedad termina hundiéndose”
La cosa ya andaba muy mal hace más de tres mil años, cuando las civilizaciones mediterráneas de la Edad del Bronce se derrumbaron, una tras otra “y cambiaron para siempre el futuro del mundo occidental”. El historiador Eric H. Cline, director del Capitol Archeological Institute, en la Universidad George Washington, explica que la zona acogió un mundo internacional de complejas conexiones y vínculos políticos y comerciales similares a los de nuestros días. Minoicos, micénicos, hititas, asirios, babilonios, mitanios, cananeos, chipriotas y egipcios, todos se relacionaron y todos desaparecieron en el primer bache de las civilizaciones, que el experto data en 1177 antes de Cristo. “Era un sistema mundial globalizado y cosmopolita que sólo raramente se ha podido ver antes de nuestro presente”, asegura.
El antropólogo y arqueólogo norteamericano analiza las posibles causas del hundimiento de estas civilizaciones, cuando los imperios y reinos del segundo milenio desaparecieron. “Quizás ese carácter internacional contribuyó al desastre apocalíptico que puso fin a la Edad del Bronce”. Seguro que les suena: pueblos tan interrelacionados y dependientes entre ellos, que un rumor en una parte del mundo desata una tormenta económica en la otra.
“Las civilizaciones del Mediterráneo y la del Próximo Oriente estaban tan conectadas, que al derrumbarse una impactó sobre las demás. De modo que fueron cayendo una tras otra, como en un dominó. Del mismo modo, hoy nuestra civilización globalizada está también tan entrelazada, que un terremoto en Japón puede afectar al mercado de valores de Nueva York”, explica a este periódico Cline.
¿El cambio climático?
Aquella pérdida colosal la revivió el mundo con la caída del Imperio Romano, más de quince siglos después. El 1177 a.C. es el 476 d.C., dos fechas para finales de grandes eras. Como ya habrán entendido, ese hundimiento es similar al que vivimos en nuestros días, según el experto. “En la historia sólo ha habido unos ejemplos de sistemas mundiales tan globalizados”. Sin embargo, y a pesar de haber concretado tanto, reconoce que las causas del desplome no están claras, aunque da una batería de posibilidades.
“En ambos casos, el cambio climático, la sequía y el hambre en el mundo, así como los terremotos y los tsunamis. Las guerras, problemas de seguridad en el ámbito internacional, los embargos económicos y comerciales, los secuestros y rescates, los homicidios y magnicidios, las intrigas internacionales y la desinformación militar deliberada”, son sólo algunas de las hipótesis que plantea en el libro que publica Crítica, 1177 a.C. El año en que la civilización se derrumbó.
Insiste, sobre todas ellas, en subrayar el cambio climático como uno de los principales impulsores de la descomposición de la sociedad. Cuenta que, con frecuencia, se ha sugerido que algo similar pasó con los mayas y que algún tipo de sequía golpeó a finales del tercer milenio antes de Cristo a Oriente. “Por lo tanto, el cambio climático parece haber jugado un papel importante en el ascenso y la caída de las sociedades y civilizaciones del pasado, sin importar si es causado por la naturaleza o el hombre”, aclara.
Lecciones históricas
Fue en el octavo año de reinado del faraón egipcio Ramsés III (1177 a.C.) es el momento del colapso. Cuenta Cline que en ese momento los Pueblos del Mar barrieron la región y sembraron el caos por segunda vez. Hubo guerras en tierra y mar en el delta del Nilo; Egipto luchó por su propia supervivencia, pero algunas de las civilizaciones más importantes ya habían desaparecido. ¿Puede la Historia enseñarnos cómo escapar de esta situación? “Creo que la Historia nos depara algunas lecciones”, responde.
Para empezar, “debemos ser conscientes de que ninguna sociedad es invulnerable y que todas, a lo largo de la Historia de la Humanidad, terminan hundiéndose”. A pesar de la advertencia, es más optimista al asegurar que hemos avanzado lo suficiente como para entender lo que está pasando y tomar medidas para arreglar las cosas, “en lugar de limitarnos a aceptar las cosas, pasivamente, según suceden”. El optimismo ciega.
Pero sólo hay oídos sordos para el relato del pasado, porque entre el mundo actual y la Edad de Bronce hay tantas similitudes que Cline se pregunta si las fuerzas terroristas de ISIS/ISIL –que en la actualidad se apoderan de gran parte de la región de Irak y Siria- son el equivalente moderno de los Pueblos del Mar. “El colapso del segundo milenio antes de Cristo debería ser una advertencia para nosotros. Si sucedió una vez, sin duda, puede suceder de nuevo. Incluso a pesar de ser mucho más avanzados tecnológicamente de lo que eran entonces. La Historia tiene mucho que enseñarnos si estamos dispuestos a escuchar y aprender”.
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