La dama sin armiño
Un análisis del cuadro de Leonardo asegura que al principio lo pintó sin el animal
El genio añadió una criatura más pequeña que finalmente modificó
EL PAÍS Madrid 12 SEP 2014
La dama del armiño no tenía armiño. Al principio, el célebre cuadro de Leonardo da Vinci mostraba a la joven Cecilia Gallerani sin el animal en su regazo. Es lo que asevera el último análisis en profundidad del ingeniero francés Pascal Cotte, quien ya estudió con su L.A.M (una máquina capaz de sacar imágenes de 240 millones de píxeles) La Gioconda y La bella princesa. De hecho, su trabajo contribuyó a atribuir definitivamente la segunda obra a Leonardo. De ahí que sus análisis hayan obtenido cierta credibilidad e Il Corriere della Sera publica hoy el veredicto de su último estudio.
Los resultados ya han sido entregados al príncipe Czartoryski, dueño de la obra, que se custodia en Cracovia. Así, resulta que La dama del armiño fue en su origen un retrato más convencional, aunque tuviera ya desde el principio esa pose y esa mirada tan poco habitual, hacia un lado, hacia –según algunas hipótesis- un amante que entraría de repente en la habitación. Curiosamente, el mismo análisis desvela que Gallerani pasó de no tener ningún armiño a contar con dos.
Cotte descubrió una primera versión del armiño, mucho más pequeña y con una cola negra, que yace escondida debajo de la pintura, invisible al ojo humano pero no a la lupa de millones de píxeles del ingeniero francés. La hipótesis del experto es que fuera el duque Ludovico Sforza, de quien la quinceañera Gallerani fue amante, el que pidió a Leonardo una modificación del animal. Así, el armiño final ganó músculos y tamaño: “El duque era un hombre de poder, ambicioso, difícilmente podía verse reflejado en esa criatura delicada. Mi interpretación es que entonces Leonardo convirtiera el armiño en un símbolo emblemático, como se hace con leones, dragones y salamandras. Lo agrandó y lo hizo más musculoso, poderoso, valiente”.
A favor de la teoría de Cotte jugaría también el hecho de que el soneto que el poeta Bernardo Bellincioni, que a la sazón residía con los Sforza, dedicó a la obra no cita en ningún momento al armiño. El ingeniero francés sostiene además que Leonardo modificó la mano derecha de la joven, precisamente debido a la aparición del armiño. Entre otros cambios, el análisis añade que la vestimenta de la joven ganó algunas decoraciones y perdió varios lazos por el camino.
La dama del armiño es una de las obras más conocidas de Leonardo. Fue pintada hacia 1490 cuando el genio trabajaba al servicio del duque Sforza, en Milán. El cuadro pertenece a la familia polaca Czartoryski desde que, a principios del siglo XIX, el príncipe Adam Jerzy lo adquiriera, probablemente en Italia. A lo largo de la historia ha sido objeto de varias controversias, sobre todo respecto a la identidad de la mujer retratada. En realidad, mucho se ha debatido también sobre el animal: ¿garduña? ¿hurón? ¿Comadreja?. Finalmente, se concluyó que era un armiño. Mejor dicho, dos.
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