Todos los caminos llevan a Roma, dice la conocida frase. Habría que completarla diciendo que todos los refranes, dichos y frases hechas también llevan a Roma. A Roma y a Grecia, dos civilizaciones cuya cultura han dado lugar a un gran número de expresiones utilizadas en el día a día.
'Aunque la mona se vista de seda, mona se queda', 'Hacerse el sueco', 'La opinión la pintan calva', 'Ser una mala pécora'… todas tienen su explicación atendiendo a la historia grecorromana. Así lo cuentan Antonio Cascón Dorado, Rosario López Gregoris y Luis Unceta Gómez bajo el seudónimo de Víctor Amiano en Dichosos Dichos (Editorial Ariel). El objetivo detrás de esta publicación no es otro que defender el uso de estas expresiones y hacer que la gente conozca su origen cuando lo haga.
El mismo equipo, todos profesores de la Universidad Autónoma, ya se habían aproximado anteriormente a los latinismos en su obra Peccata Minuta, y ahora quieren colaborar a que los lectores conozcan por qué se dice 'Subirse a las barbas' o 'Lograr una victoria pírrica'.
Esta última un gran ejemplo de una utilización equivocada de muchas frases. Como explica Antonio Cascón a este periódico, los periodistas y políticos estamos pervirtiendo el uso de muchos dichos. Se usan como coletillas y con significados erróneos. Una victoria pírrica no es una victoria por la mínima, sino aquella que no conlleva beneficio para aquel que gana. De tanto leerla y escucharla tras un partido de fútbol la gente ha terminado por emplearla mal. A pesar de ello Cascón agradece que la gente se esfuerce por recuperar este tipo de frases.
“Hay que estar muy agradecido. Yo como filólogo clásico doy las gracias de que digan que Casillas es el cancerbero y que Diego Costa es el ariete. Aunque se dijera mal, porque es una oportunidad para decir cómo se dice bien. Esto ha salvado muchas expresiones, si no fuera por el deporte no se conocería la victoria pírrica. Aunque sea mal prefiero que se utilice”, explica el autor que, aunque ya conocía muchas de las frases incluidas en el libro, ha tenido que investigar el origen de otras muchas.
Los tres autores han filtrado bastante para dejar las más de 250 expresiones con las que contaban, en las más de 100 que conforman el libro. Muchos de ellas asombrarán al lector como lo hizo con sus creadores. Antonio Cascón reconoce haberse sorprendido con el significado de frases como 'Hacerse el sueco', cuyo origen no tiene nada que ver con Suecia, sino con los zuecos, el tipo de zapatos que llevaban los comediantes y la forma en la que se les llamaba antiguamente.
Cascón cree que desde la docencia se debería proteger y fomentar que los alumnos sigan hablando con estas expresiones para evitar que se forme una brecha generacional. El autor cree que “el corte de edad es brutal”. “La gente de más de 50 años conoce muchas frases que los jóvenes ni usan ni conocen”, apunta. La edad es uno de las factores que más influye en el desuso de dichos clásicos, pero otros campos como la región o la propia familia afectan.
La educación sería el arma para evitar este desconocimiento, aunque no parece que desde las instituciones se haga nada por solucionarlo. “Hay una falta de educación sobre lo clásico, y va a más. Se reduce la enseñanza del latín, del griego y de la cultura clásica al bachillerato de humanidades. Un bachillerato que cada vez se ofrece en menos colegios e institutos. Es fundamental. Si perdemos la conexión con los latinos y los griegos terminaremos por no enterarnos de nada ni de por qué somos así”, critica el autor de Dichosos dichos.
La importancia de la fábula
Dichosos dichos marca cinco fuentes fundamentales como origen de refranes y dichos populares: La Épica de Homero y Virgilio, las narraciones mitológicas, la historia de Roma y Grecia, sus usos y costumbres y las fábulas clásicas.
Estas últimas de una importancia vital. Acostumbrados a las historias de Samaniego e Iriarte hemos perdido de vista su origen y sus enseñanzas. Más allá de la moraleja detrás de cada una de ellas, Esopo y compañía hicieron que los jóvenes aprendieran principios básicos de su cultura.
“Las fábulas son fundamentales, era como aprendían en la antigüedad. La fabulística recoge ideas de la filosofía, y las convierte en ejemplos que pudieran ser entendidos por cualquiera”, cuenta Antonio Cascón.
Expresiones tan populares como 'Llevarse la parte del león', o 'Firmar un contrato leonino' vienen del mismo lugar, de la historia que contaba como el rey de la jungla establecía el reparto de un ciervo muerto con otros animales y acababa abusando de su poder para llevarse todo.
Otro ejemplo: la popular expresión 'Andar como puta por rastrojo' no tiene nada que ver con la profesión más antigua del mundo y sí con las fábulas. ¿Recuerdan la de la zorra y el mono? Aquella en la que el animal se negaba a prestar su cola al primate y acababa diciendo: “Antes de darte mi cola la arrastraré por el fango y los rastrojos”. Ahí lo tienen. El pueblo soberano decidió cambiar 'zorra' por 'puta' para darle un toque soez y popular y la gente acabó olvidando su origen.
El libro también cuenta con una sorpresa para los taurinos. 'Coger el toro por los cuernos' no tiene nada que ver con Paquirri. Su origen se remonta a la historia de Hércules, que tuvo que capturar al toro de Creta, padre del famoso minotauro. Los caminos de los dichos son inescrutables.
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