Todas las herencias de 1914
El historiador Antonio López Vega disecciona en un ensayo las corrientes que transformaron la cultura, la sociedad y la economía a comienzos del siglo XX
En 1914 empezó una guerra de dimensiones nunca antes conocidas. Pero alrededor de 1914 también se radicalizó el sufragismo que amenazaba las tradicionales estructuras patriarcales, se multiplicaron las vanguardias que enterraron el arte como hasta entonces era conocido y una potencia emergente, EE UU, enterraba sin miramientos el viejo orden político internacional. De todas esas corrientes simultáneas, oscurecidas en la historia por el fragor militar, habla 1914. El año que cambió la Historia (Taurus), el ensayo de Antonio López Vega (Madrid, 1978), presentado esta tarde por el autor en la Biblioteca Nacional junto al catedrático de Sociología y presidente de Metroscopia, José Juan Toharia, y el académico y presidente de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, en un acto donde los nacionalismos —de todo cuño y de tanta actualidad— acapararon buena parte de las intervenciones.
"Allí se empezaba el siglo XX y yo no sé si también el siglo XXI en términos históricos. El nuevo cambio de paradigma comienza en aquel momento", sostiene el autor. "1914 es mucho más que una guerra, en ese momento cambia la aguja del ferrocarril de la historia", añade.
El XX fue el siglo de las mujeres, de los intelectuales, de los americanos, de las vanguardias, de los nacionalismos, de la globalización económica, del ocaso europeo. A cada uno de ellos va dedicado un capítulo del libro, distribuido en 12 entregas de enero a diciembre, una estructura similar a la adoptada en otra obra que también indagó en este periodo histórico,1913. Un año hace 100 años, del periodista e historiador del arte alemán Florian Illies. Ambas se apartan de la historia bélica que suele presidir los ensayos sobre la época, aunque Illies se limite a narrar intimidades y anécdotas de los protagonistas de la vida artística.
De casi todas las transformaciones analizadas en el libro de López Vega —a excepción de la figura de Ortega y Gasset en el ensayo sobre el papel de los intelectuales— está ausente España. “Llama la atención la marginalidad española en este compendio histórico del siglo XX”, destacó Cebrián. “Está Picasso, pero realmente Picasso pertenece a una cultura centroeuropea, francesa”, agregó.
El ensayo de López Vega, profesor de Historia contemporánea de la Universidad Complutense, se gestó en Oxford en 2012, mientras preparaba una investigación sobre los intelectuales en 1914. Comenzó entonces a darle vueltas a la idea de reflexionar sobre aquel año que consideró la clave de bóveda del siglo XX. "Sucedieron muchos acontecimientos que iban mucho más allá de aquella Primera Guerra Mundial y que mostraban buena parte de las claves del mundo que entonces se cerraba y del que habría de venir", explica en el prólogo.
La apertura del canal de Panamá el 15 de agosto de 1914, por ejemplo, fue el gran símbolo de "la consolidación de un mercado mundial de bienes y capitales que venía configurándose desde mediados del siglo XIX". El atentado de Sarajevo, además de la espita de la Gran Guerra, confirmó la transformación del nacionalismo, que a partir de entonces "se revistió de autoritarismo de derechas y se transformó en enemigo del liberalismo y de la democracia". La música, la pintura y la arquitectura rompieron con el pasado y condicionaron todo lo que habría de venir. El 10 de marzo de 1914 la sufragista Mary Richardson acuchilló la Venus del espejo de Velázquez en la National Gallery para protestar contra el maltrato a Emmeline Pankhurst, una de las líderes del movimiento que "puso en marcha entonces el resorte que incorporaría a la mujer como protagonista de la historia de la humanidad en igualdad de condiciones con el hombre a lo largo del siglo XX".
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