Viaje a la resistencia social griega
Por: Autor invitado | 01 de marzo de 2013
Esta entrada ha sido escrita por IOLANDA FRESNILLO (@ifresnillo), de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda ¡No Debemos! ¡No Pagamos! - PACD y la Red Internacional de Auditorías Ciudadanas de Deuda – ICAN.
Los trabajadores de Vio.Me autogestionan la fábrica de la que fueron despedidos. Foto: Iolanda Fresnillo.
Gente desesperada haciendo cola para conseguir comida o guerra de piedras y cócteles molotov contra gases lacrimógenos. Estas son algunas de las imágenes más comunes que nos llegan de Grecia. Pero la realidad griega es calidoscópica y va mutando según dónde mires.
En las calles de Atenas y Tesalónica se respira cierta normalidad, pero mientras los negocios en el centro están mayoritariamente abiertos, en los barrios periféricos prevalecen los carteles de “en alquiler”. El mobiliario urbano que sufrió los embates de la última manifestación o simplemente del paso del tiempo ya no es reparado. En la Universidad Aristóteles de Tesalónica ya no hay servicio de limpieza. En los barrios periféricos de Attica la basura se acumula porque no se recoge cada día. “Los recortes”, nos dicen. La mayoría de la población parece encontrarse en estado de shock. Pero también son muchos los que alimentan un enjambre de iniciativas ciudadanas.
Nos cuentan las compañeras griegas que para que te atiendan en un hospital hay que pagar 25 euros, mucho más según el tratamiento que necesites. Un parto cuesta en la sanidad pública 800 euros, 1600 si es por cesárea. No hay medicamentos porque Roche o Novartis se niegan a entregarlos sin un pre-pago. Miles de niños y niñas se quedan sin vacunación porque ha dejado de ser gratuita.
Ante todo ello, clínicas gratuitas y auto-gestionadas se van abriendo en diferentes ciudades gracias a la solidaridad de la población y la iniciativa de profesionales de la salud. Se empiezan a abrir también farmacias solidarias para repartir medicamentos entre los que no se los pueden permitir.
Vemos también cómo el desempleo crece hasta el 27% (el desempleo entre los jóvenes de 16 a 25 años es ya del 60%), cómo cierran fábricas y empresas, cómo se violan los derechos laborales de trabajadores que en ocasiones siguen trabajando durante meses sin cobrar.
Nos encontramos con los trabajadores de Vio.Me, que recuperan la fábrica de la que fueron despedidos y forman una cooperativa para su auto-gestión. Hablamos también con los trabajadores de los astilleros de Skaramagas, que llevan meses sin cobrar y sin construir barcos. Ocuparon el Ministerio de Defensa hace unos meses ante el desplante del Ministro. Más allá de movilizarse y apoyarse mutuamente, algunos confiesan que a sus 60 años se están planteando emigrar a Alemania a construir los barcos que su Gobierno comprará a crédito.
Conocemos que la deuda, que cada día es más insostenible, se sigue pagando a costa de recortes, pero también del expolio del territorio y los recursos naturales griegos. Nos hablan de la minera canadiense Eldorado Gold, que compró por un puñado de euros una montaña en Chalkidiki para explotar el oro que se esconde bajo su tierra.
Pero nos puntualizan que la población de Chalkidiki lucha cada día contra la construcción de la que puede llegar a ser la mayor mina a cielo abierto de Europa. Igual que los ciudadanos de Tesalónica que alrededor de la Iniciativa136 se oponen la privatización del agua en su ciudad y están recogiendo recursos (136 euros por ciudadano) para poder presentarse a la licitación y hacerse cargo de la gestión comunitaria del agua.
Nos acompañan en todo activistas de las campañas como la de Auditoría de la Deuda y No Debt No Euro, que luchan por difundir las ilegitimidades e ilegalidades que esconde la deuda y los ajustes, y exigir la cancelación de una deuda que consideran claramente ilegítima.
A pesar de los intentos de poder económico y político de subyugar a la población, de sembrar desesperanza e insistir hasta la saciedad en el no hay alternativa, en Grecia te encuentras en las calles, universidades, fábricas, hospitales o escuelas personas que consiguen superar el estado de shock para reinventar el futuro del país.
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