INFORME: TENDENCIAS EDITORIALES DE LA INDUSTRIA
Radiografía de la literatura en español: vieja y sin futuro
Descubramos las tendencias de la industria: ¿qué producto prefieren las empresas editoriales literarias? ¿Joven, mujer, novel? El perfil medio no es el del autor de la fotografía que tienen un párrafo más abajo, aunque cualquiera de las siete editoriales consultadas para realizar este informe –cuya finalidad es la de radiografiar al autor en castellano que publica en España– busca unas cifras de venta como las del creador de Sin noticias de Gurb. El prestigioso Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943), que ayer en Barcelona fue de los que secó el bolígrafo por Sant Jordi, ha superado los 55 años de media de los escritores que publican en Anagrama, Alfaguara, Lumen, Penguin Random House, Galaxia Gutenberg, Tusquets y, su casa, Seix Barral.
España es el segundo país europeo que más libros traduce, uno de cada cinco. Y, sin embargo, en sus librerías confluye el inmenso mercado de la segunda lengua más hablada del mundo (con casi 500 millones de hablantes). En el Reino Unido se traduce uno de cada cincuenta, así que podemos hacernos una idea de la presión que provoca el mercado, un cuello de botella en las editoras, que perjudica, como veremos, a los más jóvenes.
Eduardo Mendoza, ayer en Barcelona, firmando por Sant Jordi. (Efe)
Joan Tarrida, el editor de Galaxia Gutenberg, asegura que “apostar por un autor novel es difícil por la cada vez mayor aversión al riesgo de toda la cadena del libro”. Curiosamente, es la editorial con los autores más adultos (64 años de media) de los catálogos de 2012 y 2013 consultados. “Las grandes corporaciones, sean editoriales, sean de librerías, quieren jugar sobre seguro. De ahí la importancia de las editoriales y librerías independientes, más inclinadas a descubrir nuevos valores”.
Un futuro oscuro
A pesar de ello, Galaxia Gutenberg se ha vinculado en el último año al Premio Dos Passos Primera Novela (dotado con 12.000 euros). La responsable de la agencia Dos Passos y del nuevo galardón, Palmira Márquez, explica que el mercado editorial internacional ha ayudado a los autores noveles que representan.
En las cifras del estudio de El Confidencial se descubre las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo XX con más de cincuenta representantes por cada una de ellas. Pero el pelotón está en los años sesenta, con más de sesenta autores que demuestran que son los que más fácil lo tienen para publicar. Pero, la baja “natalidad” creativa que luce en estas editoriales cuestiona el futuro de la literatura en español: en los setenta hay 40 y los nacidos en los ochenta sólo son cuatro.
Sin embargo, la lectura de este dato también puede estar señalando que la cantera del futuro de la narrativa y la poesía está en otros lugares. De hecho, el movimiento habitual del autor en español es dar el salto de la editorial pequeña, donde surge, a una de estas grandes, cuando ya ha certificado su valía.
Gente buscando libros en los puestos de la Rambla. (Reuters)
“Hoy es más difícil que las editoriales apuesten por nombres desconocidos. Apuestan por el valor seguro y, a veces, te encuentras con textos estupendos que merecerían ser publicados. Las negativas se repiten. Eso es desalentador para el escritor”, cuenta la agente a este periódico. Lo realmente desolador es que de los 259 títulos en español publicados por estas editoriales en estos dos años, sólo 11 eran escritores primerizos.
Entre la pasión y la cautela
Elena Ramírez, editora de Seix Barral, precisa que las apuestas se hacen a largo plazo: “Un autor necesita un lugar donde crecer, hacer su carrera; un autor no es sólo un libro”. Silvia Querini, editora de Lumen, se muestra tan apasionada como cautelosa con los novicios: “Hace falta estar convencido de que lo que tienes entre manos es lo mejor. Y luego hay que transmitir este entusiasmo con un buen equipo de comunicación: ¡hacerlo bien y hacerlo saber!”.
La situación de la mujer es todavía peor que la de los jóvenes autores: ellas, 39; ellos, 212. La editorial que más apuesta por la firma femenina es Alfaguara (14), seguida de Anagrama (9) y Seix Barral (8). La editora de Alfaguara esPilar Reyes, quien confirma que el papel del escritor español en la industria editorial española es “protagonista”.
Aunque reconoce las amenazas de la grave situación económica por la que atraviesa el país: “Me preocupa que con la crisis y la reducción del mercado se pierdan lectores y escenarios y, por ello, fuentes de ingresos. Hasta hace unos años, un autor en España (muy distinto a lo que sucede en América Latina) podía vivir del oficio, pues a los ingresos por derechos de autor podía sumar el pago de conferencias, presentaciones, traducciones, artículos, premios”.
Los ciudadanos toman las calles catalanas en una soleada diada de sant jordi
En el mismo sentido, añade Elena Ramírez que el momento es complicado por la reducción de títulos en la oferta que mandan a las librerías y de los anticipos. Es la presión sobre los resultados a corto plazo. “No obstante, es un momento dulce para el escritor español, porque hay una gran receptividad, precisamente por la competitividad del sector”.
Ramírez subraya un hecho esencial para estas editoriales que apuestan por el valor literario por encima de otros: “La cosa se pone difícil para el autor literario en estos momentos, su comercialización es más complicada que el autor mediático. Pero todos buscamos nuestro mirlo blanco. Yo no he dejado de hacerlo”.
De aquí o de allá
Jorge Herralde, editor de Anagrama, es tajante sobre este aspecto: “Todos los escritores, distribuidores, libreros y editores (e incluso agentes literarios) están negativamente afectados por la situación del mercado”.
“Creo que es un error pensar en Latinoamérica y España como categorías. Nuestro territorio idiomático es capaz de comunicarse entre sí, y de verse en su singularidad y en sus rasgos comunes”, explica Reyes. Herralde discrepa de esta visión al aclarar que el autor latinoamericano tiene más futuro en su país. “Al autor español, como es sabido, le resulta complicado encontrar lectores en América Latina”.
Palmira Márquez se lamenta de la falta de atención que la industria ha tenido sobre el español de América. Echa de menos un intercambio más profundo y a largo plazo. “Los Gobiernos de aquí y de allá no ayudan mucho. Hay que fomentar, de otro modo, la educación para no tener que improvisar en cada legislatura". Hasta que eso ocurra habrá que seguir confiando en que los editores puedan seguir interesándose y apostando por algo que sorprenda y sea de calidad. Aquí o allá.
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