Gao Xingjian llama a la revolución
El Nobel de literatura chino habla en una de sus escasas entrevistas sobre las crisis de nuestro tiempo y exhorta a los creadores a construir un nuevo Renacimiento
"Penetras de nuevo en las tinieblas que su voz te ha traído".
Gao Xingjian
"Estamos en una crisis no solo económica y financiera, sino también social y de pensamiento, porque hemos quedado estancados en las ideologías del siglo XX. (...) Los intelectuales de todo el mundo deben abordar la realidad y poner en marcha un nuevo pensamiento, un nuevo renacimiento”.
El tono de voz con que Gao Xingjian hace este llamamiento no se parece al que tenía hace unos 15 minutos. Es más alto, comparado con su habitual suavidad. Acaba de dar otro paso en su análisis de la realidad que observa de manera discreta. Él, hombre del Renacimiento y primer Nobel de Literatura chino (2000), con ciudadanía francesa tras haberse exiliado en Francia en 1987, empezó esta conversación hablando de la sobreexposición de algunos autores. Su concepción del artista es otra.
“Mis obras son las que tienen que hablar al lector, al público. No yo con mis opiniones. No soy una estrella, ni un actor. Por eso evito estar siempre presente en los medios de comunicación. Me dedico a hacer lo que sé…”.
Pintura, escritura, dramaturgia, traducción, crítica y, ahora, dirección de cine con El duelo de la belleza. Son los placeres de este hombre que recoloca el mosaico de la vida en una de las almenas de la Alhóndiga de Bilbao, en el VII Festival Internacional de las Letras, Gutunzuria. Pronto, su rostro de amable neutralidad empieza a acompañar sus palabras, que son emociones, alrededor de una pequeña mesa redonda.
“…la libertad de pensamiento y de reflexión alejada del ruido externo son esenciales para el artista. Solo así puedes realmente llegar a una expresión más profunda y estética...”.
Más que nunca busca la concentración. El Nobel le rompió su refugio. Pero no su contemplación de la belleza, ni del sentir de los latidos del mundo. Agudizó el oído a los años por venir.
“…estamos en una crisis no solo económica, sino también social y de pensamiento porque nos hemos quedado...”.
Nacido en Ganzhou, China, hace 74 años, el autor de La montaña del alma y El libro de un hombre solo considera que el compromiso del artista debe ser con el arte. No cree en la creación que da lecciones morales o hace juicios políticos.
“...tenemos una gran riqueza de pensamiento humanista, pero frente a todo esto, ¿qué puede hacer un pobre individuo frágil frente a la sociedad, a la política, a la sociedad de consumo; frente a la degradación de la naturaleza y la condición que nos rodea? La gran pregunta es cuál es el auténtico valor del individuo y qué puede hacer...”.
Su mirada noble se torna severa, sí, ni triste ni nostálgica porque él haya padecido la censura y el maltrato a la cultura en China. Las manos sobre la mesa. Solo con sus palabras.
“…hablo de la necesidad de un pensamiento que supere esa fragilidad del mundo. Hay que acabar con ideologías como el marxismo que dio lugar al comunismo y a dos revoluciones: la rusa, que desencadenó las ideas de Lenin, y la dictadura china con Mao Tse Tung que propició guerras y una dictadura nunca vista. En el siglo XX, también, surgió la ideología del nacionalismo que causó grandes problemas que llegaron al fascismo y causaron las dos guerras...”.
El tono bajo de su voz queda atrás. Piensa que anterior a los agobios de la crisis económica están los de la creación.
“...el liberalismo también nos ha llevado a la situación actual, donde la ley de mercado lo invade todo, incluso la literatura. Y tanto ella como el arte se han convertido en productos de consumo, y asistimos a esta proliferación de best-sellers. Ya no es una literatura de pensamiento, es un producto de consumo al dictado de la moda...”.
Gao Xingjian se alía aquí con sus brazos que abre a la altura del pecho con las manos abiertas. Vestido de negro y con la cabeza semiblanca, su emoción no se detiene.
“...el posmodernismo ha sido catastrófico, es una ideología que ha influido muchísimo en la manera de crear y de pensar. Pero ¿qué es el posmodernismo? Está vacío de sentido, como modelo, lenguaje, en sentido gramatical. Es un callejón sin salida…”.
El artista echa su cuerpo para atrás y sus palabras se robustecen, igual que los ensayos inéditos en español que editarán Península y El Cobre.
“...lo que hace falta es que los intelectuales, los artistas y los medios de comunicación aborden en un gran debate cómo hacer esa creación, qué hacer ante la situación. Hay que liberarse de los corsés del siglo XX. Igual que hubo un Renacimiento después de la Edad Media que generó un nuevo pensamiento, hay que hacer un llamado a los intelectuales para que aborden esa realidad y no dejar la solución en políticos y economistas...”.
El semblante pesimista cambia con una sonrisa y un gesto que busca la aprobación.
“...este nuevo renacimiento tiene que ser el punto de partida: en Italia ya hubo uno y otro en Francia con la Iustración que luego se extendieron por el mundo. El renacimiento actual no tiene que nacer en un país. Al ser problemas universales tiene que ser global. Los intelectuales del mundo tienen que enfrentarse a la realidad. Confío mucho en los europeos...”.
El artista explica la necesidad de esa revolución que cree está en gestación y que debe incluir a Rusia y China.
“…aunque no creo que de estos países vaya a salir este nuevo pensamiento. Su situación es otro gran debate. Recién han descubierto el capitalismo que en Occidente ha mostrado fallos. Rusia y China giran sobre lo mismo y es absurdo. Han llegado en un momento en que aquí…”.
Se lleva la mano izquierda al pecho. Tiene el presente, el futuro y el pasado en la cabeza. El mundo gira en su vida. Y en ese girar China ya está atrás. Ha pasado página. Sus pensamientos y creaciones orbitan sobre Francia, Europa y la humanidad. ¿Y artistas compatriotas suyos como Mo Yan, Nobel de literatura 2012, y Ai Wei Wei?
“…no conozco sus trabajos. Me considero muy lejos de ellos porque China ya está muy lejos en mi vida actual…”.
Tras haber escenificado con su rostro la neutralidad, la preocupación, el reclamo, el llamamiento y el optimismo, Gao Xingjian termina con la estación del entusiasmo. De los escritores a leer en estos tiempos enmarañados: "¡Cervantes!, ¡Dante!, ¡Shakespeare! y la Biblia como texto literario".
Ríe, es el escritor que escribió una suerte de autobiografía titulada El libro de un hombre solo, uno de cuyos pasajes sirve para cualquier persona en estos momentos: "Penetras de nuevo en las tinieblas que su voz te ha traído, como un sonámbulo que pasea sin rumbo, tambaleándose, a la vista de todos, y confundiéndose con esa masa de gente. Los recuerdos recientes se mezclan con los antiguos".
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