A partir del testimonio de la congoleña Caddy Adzuba, Ouka Leele creó el cortometraje “Un banquete cruel. Pour quoi?”
M. SÁENZ-DIEZ | 06/09/2014
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Algunos de los premios Príncipes de Asturias merecen ser discutidos y no siempre la composición de los jurados es la más adecuada. Pero en esta ocasión, será difícil cuestionar el acierto del Premio de la Concordia 2014, concedido a la periodista congoleña Caddy Adzuba, que da voz sin descanso, a las miles de mujeres y niñas a las que la violencia ha convertido sus cuerpos en un campo de batalla más.
“Bien amados”En una carretera del este de la República del Congo, en la zona de los Grandes Lagos, Adzuba encontró a una mujer abrazada a un mugriento saco en el que se encontraban cinco calaveras. Eran de sus “cinco hijitos bien amados,” explicó ayer la gran artista y Premio Nacional de Fotografía, Ouka Leele, que recoge el testimonio de la valerosa comunicadora congoleña en el corto Un banquete cruel. PourQuoi?
Máxima degradaciónEn el acto de agradecimiento por la concesión del galardón, las organizaciones que propusieron la candidatura de Caddy Adzuba, ofrecieron datos escalofriantes de una de una de las fórmulas más devastadoras de la violencia contra las mujeres. En el este del Congo, riquísimo en minerales como el coltán, las violaciones se llegan incluso a producir delante de los hijos y padres de las mujeres y niñas. Se obliga a hijos y padres a violar ante el resto de la familia a las mujeres, bajo amenaza de muerte contra ellos y sus seres queridos. Se introducen en los órganos sexuales de las mujeres todo tipo de utensilios (armas, cuchillos, troncos de madera…) para degradar y dañar de forma irreversible su cuerpo y su dignidad.
Se apagaron sus vocesEsto es lo que le ocurrió a la madre que fue alimentada con trozos del cuerpo de sus pequeños. Tras introducirle todo tipo de utensilios cortantes en la vagina, violarla ante su marido y sus cinco hijos, y trocear el cuerpo del padre delante de los niños, la trasladaron al bosque como esclava sexual. Allí dejó de oír las voces de sus pequeños, hasta que un día le arrojaron el saco con sus calaveras. “Si crees que íbamos a cazar por ti, estabas equivocada. Te hemos dado de comer la carne de tus niños.”
RiesgosLa valentía de la periodista premiada, Caddy Adzuba, reside en que, conviviendo con el miedo, continúa su lucha por los derechos humanos en su país y denuncia el expolio de recursos naturales en el Congo. En este sentido, Jorge Sebastián, director de la Fundación Mainel, indicó que una ley de Estados Unidos exige medidas precautorias para controlar el tráfico de minerales en zonas de conflicto, ya comienza a dar resultados positivos. Precisamente, el Europarlamento debatirá en las próximas semanas una ley en ese sentido, pero “tiene el riesgo de quedarse muy corta.” Contiene sólo consejos y eso resultará muy insuficiente porque “no impide las masacres”.
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