Josefa Parra
ARIADNA RECUERDA Ahora que un dios habita mi carne y que sus manos hacen crecer planetas y estrellas en mis hombros, pienso en ti, hombre sin puerto, pérfido hombre, en tus manos de arena y de miseria. Cambiaría los días inmortales por un gesto, una mueca de tus labios, oh Teseo fugaz. Lo cambiaría todo por regresar al laberinto, por tocar una vez tus turbios dedos para darte el ovillo.
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