Ángel Paniagua
Ya es hora de partir de algún crepúsculo
al crepúsculo, es hora de llenarse
de grava los zapatos y aprender
a caminar, desligando
de métrica y prosodia los andares,
los ríos y los olmos;
deslizando entre métrica y prosodia
unas gotas de sangre,
brotadas de la piel herida al paso
de arbustos y ramajes;
dejando los jirones de camisa
abandonados,
quizás enrojecidos
por el líquido tierno, pero solos
y atrás, en el olvido de los árboles.
Ya es hora de dejar que la poesía
se apodere del tiempo
que intento descifrarme y expresar,
dejar que me desnude y me distraiga
de tantas distracciones,
que me centre y me empuje a recibirme,
a presentarme a mí mismo
y conocerme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario