martes, 23 de agosto de 2011

POESÍA. "Declaración de un mercenario", de Ángel Paniagua (Plasencia, 1965)

Ángel Paniagua

DECLARACIÓN DE UN MERCENARIO

     [Transcrita -con los mínimos retoques imprescindibles- de un reportaje sobre la guerra emitido en un canal de televisión por cable. Las preguntas del periodista -occidental- se han eliminado por evidentes.]

He visto cuerpos muertos saltando por los aires,
cuerpos muertos de jóvenes de apenas veinte años,
destrozados, desnudos, amputados. Sus rostros
no tenían ni tienen expresión, no tenían
entonces ni la tienen ahora en mi recuerdo;
y he visto cuervos, buitres, milanos, disputándose
su carne.
               De las cuencas vacías de sus ojos
sale humo del fuego que ha abrasado sus miembros,
sus entrañas despiden un hedor que me alcanza
todavía. Las armas junto a ellos parecen
tener vida: señalan hacia un punto que nunca
llegarán a tocar las balas que aún conservan…

He visto hombres desnudos dispararse en la frente
ante las mismas puertas de la ciudad que guardan
después de haber matado a sus familias. Mujeres
huir despavoridas de una nube de polvo
creyendo que eran ellos, los otros, esos otros
que siempre son los mismos para ellas.
                                                               He visto
tantas casas arder, tantos niños y viejos
con un mudo sollozo en la mirada, con esa
mirada que me alcanza como el hedor de cuerpos
todavía.
             No puedo decir cuántos han sido
los lechos que he encontrado aún calientes, los hornos
con pan a medio hacer, las bolsas con dinero
o ropa abandonadas para huir más deprisa.
No recuerdo las veces que he golpeado a alguna
muchacha rezagada para poder tenerla…

La guerra es un camino sin final ni principio
para mí, para todos los que siguen con vida;
si aquí termina vamos a otra parte, no importa
qué defienden los unos o los otros, importa
morir o seguir vivo…
                                   ¿Ideales? Basura.

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