Mandíbula neandertal de Zafarraya. / CECILIO BARROSO ("El país")
No era el último neandertal
Nuevas dataciones anticipan 10.000 años el fin de la especie en el sur de la península Ibérica
Se reabre la polémica sobre su convivencia con el 'sapiens'
ALICIA RIVERA Madrid 4 FEB 2013
En el siempre apasionante y aún misterioso asunto de la desaparición de los neandertales en Europa, se ha barajado durante años la teoría de que los últimos individuos de aquella especie habrían sobrevivido un cierto tiempo en el sur de la península Ibérica. La presión en el territorio de la nueva especie, la nuestra, habría empujado hacia el extremo sur del continente a los viejos europeos hasta que desaparecieron también ellos, hace algo más de 30.000 años, mientras que en el Norte de la península, no existían ya sus congéneres desde hacía más de 10.000 años. Pues no. Esta teoría, a la luz de los últimos datos científicos, ya no encaja, dicen los investigadores que han hecho nuevas dataciones de los yacimientos. En realidad, los neandertales del sur de la península Ibérica no son tan recientes, tienen en torno a 46.000 años, así que no son los últimos de su especie.
Las nuevas dataciones se han hecho con la clásica técnica del radiocarbono, pero aplicando un procedimiento avanzado de ultrafiltrado que elimina la contaminación de las muestras. Los resultados indican que las piezas que se han podido datar con este método son 10.000 años más antiguas de lo que se había establecido, como mínimo. Así, la cronología pone de nuevo en ebullición los debates y las hipótesis sobre la convivencia en el territorio de las dos especies y las causas de la desaparición de una de ellas en esa compleja época de transición.
“En los años ochenta, las dataciones del yacimiento neandertal de Zafarraya, en la sierra de Alama (Málaga), se dataron en torno a 31.000 años (las más modernas), pero ahora vemos que esas cifras no son reales: tienen unos 46.000 años”, explica Cecilio Barroso-Ruiz, del Museo Arqueológico y Etnológico de Lucena, uno de los autores de la investigación, que se presenta en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU). “Esto cuestiona la teoría que propusimos entonces de que los del Sur de la península Ibérica fueron los últimos neandertales, pero ante los datos científicos...; en realidad se extinguieron cuando todos los demás neandertales”, añade. Es más, puntualiza, los del sur son más antiguos que los últimos del norte de la Península, que tienen unos 42.000 años.
Los investigadores (incluidos especialistas de la Universidad Nacional Australiana de Canberra, el Museo de Historia Natural de Paris y la Universidad de Oxford), liderados por Rachel E.Wood, han intentado aplicar la técnica del radiocarbono con ultrafiltrado en restos de 11 yacimientos del sur de la Península, pero solo han encontrado el colágeno necesario para hacer los análisis en dos de ellos: Cueva del Boquete de Zafarraya y Jarama VI (Sistema Central).
Los restos de esta última excavación también se han datado ahora en torno a 45.000 años, frente a los 30.000 o 32.000 años estimados anteriormente, explica Jesús F. Jordá, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). En este yacimiento de Guadalajara, se han descubierto ya numerosas piezas de industria lítica típica de los neandertales (Musteriense) y un hueso fósil del pie de un neandertal. Los nuevos análisis se han hecho con colágeno extraído de huesos animales que tienen signos inequívocos de manipulación por el hombre, como las marcas del descarnado hechas con cuchillos de piedra.
El problema con el radiocarbono es que las muestras se contaminan fácilmente con material orgánico del entorno. Pero con el ultrafiltrado se rescata exclusivamente el colágeno fraccionado, el más antiguo, el correspondiente al fósil. Por eso, las piezas en las que se aplica siempre envejecen.
A la vista de los nuevos datos “habría que revisar los libros de la prehistoria”, señala Jordá. “En el centro y sur de la península Ibérica, los neandertales dejaron de existir hace 45.000 años, antes de la llegada a la región del norte de los humanos modernos, cuando antes pensábamos que los neandertales habían perdurado al Sur mientras que el homo sapiens estaba ya en el Norte”.
Podría ser que, no en el centro y sur de la península, pero si en el norte, hubieran coincidido en el tiempo y el territorio los unos y los otros. “Estamos sometiendo a nuevos análisis yacimientos como La Güelga (Asturias) para determinar si esa coexistencia tuvo lugar. Tendremos que esperar a los resultados para verificar o no esta hipótesis”, explica Jordá.
En el Norte, seguramente por las condiciones de humedad favorables a la conservación del colágeno, las dataciones no han presentado tantos problemas, apunta Barroso-Ruiz. En Zafarraya, recuerda este experto, se han encontrado fósiles de ocho o diez individuos neandertales. Son 15 fósiles en total, incluida una mandíbula muy bien conservada que se descubrió en 1983, un fémur canibalizado y otros huesos de las piernas.
“Si se retrasan 10.000 años las dataciones con este método del ultrafiltrado, puede que también se anticipe la llegada del hombre moderno a Europa y estaríamos en las mismas a efectos de convivencia de ambas especies”, sugiere el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, director del Centro Investigación sobre Evolución y Comportamiento (UCM-ISCIII).
El problema es que el límite de fiabilidad del método de datación por radiocarbono está precisamente en los 50.000 años de antigüedad.
“La hipótesis de que durante un tiempo los humanos modernos ocupaban el norte de la península y los neandertales el centro y sur, denominada de la frontera del Ebro, se basa no en restos fósiles sino arqueológicos, de piezas de diferentes culturas. En el norte hay una secuencia jerarquizada, con los restos musterienses en los niveles más antiguos y encima los de la primitiva cultura de nuestra especie (Auriñaciense), seguida de posteriores variaciones. Pero en el sur falta esa primera cultura del homo sapiens, así que parece que llegó más tarde, con las posteriores”. Para Arsuaga la única forma de salir de dudas en cuanto a la convivencia de las dos especies sería encontrar un yacimiento en que se fueran alternando las capas cronológicas de neandertales y homo sapiens.
Según su colega Ignacio Martínez, investigador del mismo centro y profesor de la Universidad de Alcalá, “nos falta demasiada información para conocer la causa exacta de la desaparición de los neandertales”. Lo que sí van conociendo los científicos, añade, son las circunstancias en que se produjo esa desaparición: si fue de golpe, si fue un proceso largo, si quedaron bolsas de los antiguos europeos... Alteraciones del clima, enfermedades o la competencia. pudieron influir varias causas, combinadas o no, apunta Martínez. “Me cuesta asumir que los neandertales se extinguieron solos”, concluye Arsuaga. “Estaban al límite, con una población pequeña, dispersa y con poca diversidad genética... y encima llegan otros a su territorio. Pero yo creo que sin nuestra especie los neandertales se habrían recuperado”.
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