Begoña Callejón
vergüenza, de dolor, de placer. Tengo
miedo de moverme. En la cama se
detienen las moscas, tiembla el suelo,
mis manos. El reloj apenas respira.
Y así, tu corazón es el peligro de
vivir de nuevo. Como la voz de un
niño perdido, como una plantación
de tabaco, te arrojaste a la orgía del
atardecer. Versos ateridos, papel
húmedo, dedos de espejo. Te paseaste
por los barrios malsanos. Tu cuello
roto. Bebo la sangre de tu boca, sin
excusa, sin ardor. Me tragaré los
sueños coagulados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario