Begoña Callejón
Leviatán. Cruza el muro entre los pequeños peces. Se tambalea. Orina sobre los pedestales. Hunde su mano en busca de algún atributo. Vuelan los ojos, los sueños. La ira se silencia. Deberíamos congelarnos junto al muro, así cuando pase podremos preguntarle a dónde va.
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