Antonio Luis Ginés
Haberte conocido a través de tu ropa en el tendedero. Medir distancias, preguntar tallas, modelos. En el buzón ni un nombre para darte el grito en la escalera, cuando el deseo estira los miembros y pide conocerte en tu sudor. Qué sé de tus líneas, qué espacios abren en el cuarto más oscuro; es fácil imaginar la intensidad de tu cuerpo si la luz se acerca demasiado. Haberte conocido así no es mucho, casi nada, sin embargo sé tanto de ti, y tan poco. Si mañana te mudas; mañana, con un solo de Petrucciani, toda la ciudad aullaría, por la ventana,
para mí.
Del libro Picados suaves sobre el agua, Bartleby, 2009. Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario