María Sanz
Rara vez te detienes
ante un escaparate, cuyas prendas
de moda lucirías
mejor que muchas. Pero no es tu caso.
Sólo compras lo justo
en cada temporada y porque el tiempo
no deja de pasarte por encima.
Algunas veces piensas
si merece la pena el atavío;
total, nunca te miran más de cuatro
individuos correctos
que callan su opinión, por si la esposa.
Es triste contemplar escaparates
brillando así, vestido tras vestido,
ajenos a tu insólita renuncia.
Sólo tienes lo puesto y lo quitado;
total, si cuando salgas a la calle
te verán los de siempre,
tus cuatro admiradores de reojo,
para qué darles más a simple vista.
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