Antonio Luis Ginés
Cuando vuelvo la ciudad parece inofensiva. Las luces son arañas que parpadean y te deslumbran. Es el ojo de un huracán: su abrazo te engullirá como animal hambriento. Sabes que no podrás huir más allá de la noche, que te gustaría quedarte, detenido el instante y el motor, en esta zona de descanso. Observar el parpadeo: todo un mundo de posibilidades, de vidas, que agitadas se despiden del día. Te gustaría quedarte así, sin más ruido que tu respiración, el vaho contra la luna delantera. Pero el deseo no vence:
y, en cinco minutos,
estarás allá abajo,
serás otra araña
insignificante,
que no puede escapar
a su propio hilo.
Del libro Picados suaves sobre el agua, Bartleby, 2009. Madrid.
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