Nazanín Armanian
En blogs.publico.es:
Talibanismo universal
Nazanín Armanian. 27 noviembre 2011
Otro 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y de nuevo, horrendos datos: cientos de millones de mujeres siguen siendo maltratadas y, al menos, unas 65.000 asesinadas cada año, sin incluir el aborto selectivo ni el infanticidio femenino. Un terror presente en todos los sistemas políticos, sociedades y culturas.
El desacuerdo sobre la definición de maltrato (¿incluye las bofetadas, patadas y humillaciones?) impide un registro de datos reales. Y sin información no habrá ni concienciación de gobiernos y ciudadanía, ni actuaciones para atajar la lacra.
En Europa, un 40% de mujeres nórdicas ha sido golpeado de forma sistemática, y mientras en Francia el 90% de las agresiones no se denuncian, en Japón es una cuestión privada. En Rusia, cada semana alrededor de 30 mujeres son asesinadas por sus parejas, siendo tres en Alemania y en España. Decenas de miles son violadas, cada año, en los campos de refugiados, por guardines, combatientes y cascos azules, 700 mil en EEUU, y 65 mil en Francia. Al mismo tiempo, en China 150.000 mujeres se suicidan, y en Pakistán, Jordania, Kurdistán y Palestina se les arranca la vida de 4000 esposas por el “honor”. En India, el feticidio de 2,5 millones de niñas ha provocado escasez de mujeres, convirtiendo el rapto y la violación colectiva de las menores en un drama diario y África sigue destruyendo la vida de 130 millones de sus hijas, mutilándolas.
En Afganistán, mientras la OTAN gasta unos 6 mil millones de dólares al mes, prometiendo paz y felicidad, los padres, desesperados, ceden a sus hijas por 15 euros, “salvándoles” del hambre.
La Europa Occidental prostituye en sus calles a medio millón de mujeres, y en la región Oriental una misma niña es vendida decenas de veces. Y en todos los países se castiga a la mujer que aborte ilegalmente o que abandone a su bebé no deseado, pero nunca al padre de la criatura.
Aun así, gracias a las conquistas de las feministas en todo el mundo, sobre todo en Occidente, hemos ganado posiciones: de subgénero a segundo sexo. Educar en igualdad e instruir en gestionar los conflictos a través del diálogo, son pasos pendientes a dar.