domingo, 19 de junio de 2011

PRENSA CULTURAL. "Babelia". Crítica de "Cuentos completos", de Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno

   En Babelia, suplemento cultural de "El País":
Cuentos completos

ANA RODRÍGUEZ FISCHER 11/06/2011

   NARRATIVA. Leer estos Cuentos completos es asomarse a la vasta y plural obra de Unamuno, porque fueron escritos y/o publicados desde la juventud a la madurez del escritor (entre 1886 y 1923), están vinculados algunos a sus novelas y dramas, y abordan temas y conflictos medulares de su pensamiento siguiendo la personal poética narrativa del autor. Son en su mayoría relatos que tratan del sentimiento trágico de la vida cotidiana a partir de hombres y mujeres concretos, agonistas de carne y hueso o "seres naturales" inmersos en una situación -caso o conflicto- a partir de la cual se revela la persona, el modo de ser; porque no importa tanto lo que sucede, sino a quién le sucede (valga decir cómo se vive). "No es la cuestión que pasen muchas cosas en un cuento -escribe en 'El héroe'-; me parece que basta con que suceda una sola bien", y que ese acontecer encarne en un yo concreto "que alienta, que sufre, que goza, que vive" y es intransmisible y el único verdadero porque el otro es sólo una sombra: "El reflejo que de nosotros mismos nos devuelve el mundo que nos rodea por sus mil espejos" ('Una visita al viejo poeta'). Por ello, frente al despojamiento de todo lo exterior y material (la ausencia de descripciones es uno de los rasgos más visibles) y huyendo del literatismo (ornamento, gratuidad, insustancia), Unamuno concreta cuanto concierne al ser viviente, trátese de niños, ancianos, mujeres, hombres taciturnos y sombríos, jóvenes hastiados y abúlicos, filántropos transcendentales, españoles cainitas, filósofos, inventores, locos que se burlan de la lógica y de la realidad, tontos como Celestino -de 'El semejante', cuya "alma lo abarcaba todo en pura sencillez; todo era estado de su conciencia"-, maestros de primera enseñanza o semidurmientes (soñadores) que abrazan la vida. Unamuno siempre explora y hurga en lo íntimo -conciencia y sentimientos, no ideas- con el propósito de intensificar y acendrar la dimensión existencial: la persona en su ir viviendo. En este sentido, es muy interesante la poética expuesta en 'El cuento adánico', donde, a propósito de la lírica de Whitman, exalta el canto solo y desnudo, "sumergiendo el alma en su contenido ideal y empapándose en él sin añadido". De aquí, la estructura escénica de tantos relatos, con el predominio del diálogo, y la libérrima morfología y genealogía de los mismos (hay apólogos, poemas en prosa, narraciones utópicas, sátira política). Como en sus novelas, o como el anarquista ante la muerte con que se cierra el volumen, también aquí Unamuno metafisiquea y despliega buena parte de las antinomias que caracterizan su pensamiento: la defensa de la vida frente a la razón, la del amor frente al erotismo o la pedagogía, la del alma frente al nombre, la de la persona frente a la personalidad, la del sueño frente a la realidad temporal, la del egotismo (mismidad) frente al altruismo, la del campo o la naturaleza frente a la ciudad o la mecanópolis.

Cuentos completos
Miguel de Unamuno
Edición de Óscar Carrascosa Tinoco
Páginas de Espuma. Madrid, 2011
453 páginas. 27 euros

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