Darío Jaramillo
Solamente la luna faltaba en esta noche,
en este momento robado a una noche de hace tiempos
muertos que aparecen con la música,
esa aletargada distancia de mi centro
y esa especie de rencor profundo que vive en el lugar que ocupo.
Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad,
solamente tú faltabas en este desolado delirio,
en este oscuro llanto en que me lloro entero.
Apenas tú faltabas, insípida señora blanca de la noche
alumbrando mis trizas y mi aturdimiento,
luna casi amarilla, sucia luna blanca,
pálido velo de luz sobre mi noche triste,
llegas tarde y a tiempo,
apareces detrás de los edificios como si vinieras de otra calle
y puntualmente tu penumbra insinúa
que este día es tan viscoso
como aquel día que fue todos los días hace años,
noche ajena,
luna de otras horas melancólicas,
germen del desprecio y la coraza,
luna maldita, lodosa luna,
luna perversa del insomnio.
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