Fabián Casas
Estamos abrazados en una cama improvisada en el piso.
Tus ojos están cerrados; pero no sé si dormís.
Este es tu cuarto de soltera,
un lugar agradable, neutral.
Por la ventana suben los ruidos
de un día que empieza a moverse.
La ropa permanece arrugada, a un costado,
ignorando la farsa de dar y recibir.
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