"Romeo y Julieta", por Frank Dicksee (1884)
[Romeo va a visitar a fray Lorenzo para que lo case con Julieta; éste se extraña de que haya ya olvidado a Rosalina]
FRAY LORENZO
Oh, san Francisco bendito, el cambio es grande.
¿Y qué hay de Rosalina, ésa que tanto amabas?
¿Ya la olvidaste? El amor de los jóvenes
no habita el corazón sino los ojos.
¡Jesús, María! Cuánto y cuán copioso fue el llanto
por Rosalina, y cómo lavó tus pálidas mejillas.
¡Cuánta agua salada vertida inútilmente
para sazonar un amor que ya no sabe a nada!
El sol aún no ha limpiado el cielo de suspiros.
En mi gastado oído aún resuenan tus antiguos lamentos.
Contemplo en tus mejillas las antiguas señales
de una lágrima que aún no se ha secado.
Si alguna vez fuiste tú mismo, si los suspiros eran tuyos,
tú y tus suspiros erais para Rosalina.
¡Y ahora has cambiado! Repite esta sentencia:
"Jamás sucumbe la mujer si no sucumbe el hombre!".
Ed. Cátedra. Letras Universales. Traducción del 'Instituto Shakespeare', dirigida por Manuel Ángel Conejero. Pág. 221
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