N
Nacimiento, s. Primero y más terrible de todos los desastres. Sobre su naturaleza, hay distintas opiniones. Cástor y Pólux nacieron de un huevo. Pallas, de un cráneo. Galatea, de un bloque de piedra. Peresilis, autor del siglo X, asegura que brotó del suelo donde un sacerdote había derramado agua bendita. Es sabido que Arimaxus surgió de un agujero hecho por un rayo en la tierra. Leucomedón era hijo de una caverna en el Monte Etna, y yo personalmente he visto a un hombre salir de una bodega.
Nariz, s. Ultimo puesto avanzado de la cara. Getius, cuyos escritos son anteriores a la era del humor, observó que todos los grandes conquistadores tienen grandes narices, y pensó que la nariz era el órgano de la sujeción. Se ha observado que la nariz de alguien nunca se siente tan feliz como cuando está metida en los asuntos de otro; de aquí infieren algunos fisiólogos que la nariz carece del sentido del olfato.
Néctar, s. Bebida que consumían los dioses en los banquetes olímpicos. El secreto de su preparación se ha perdido, pero los modernos habitantes de Kentucky creen saber cuál era su ingrediente principal.
Negativa, s. Acción de no dar lo que se pide; verbigracia, cuando una anciana solterona niega su mano a un pretendiente rico y buen mozo; un concejal, una concesión importante a una corporación; un sacerdote, la absolución a un rey impenitente; etcétera. Las negativas se gradúan en una escala descendente de finalidad, a saber: 1a negativa absoluta, la negativa condicional, la negativa de sondeo y la negativa femenina, que algunos casuistas llaman negativa afirmativa.
Negro, s. "Pièce de résistance" en el problema político norteamericano. Los republicanos lo representan por la letra n y llegan a la siguiente ecuación: "Supongamos que n = hombre blanco". La fórmula, sin embargo, parece dar un resultado insatisfactorio.
Nepotismo, s. Práctica que consiste en designar a la propia abuela para un cargo público, por el bien del partido.
Newtoniano, adj. Perteneciente a la filosofía del universo inventada por Newton, quien descubrió que una manzana siempre termina por caer al suelo, aunque no pudo explicar por qué. Sus sucesores y discípulos han progresado tanto que son capaces de decir cuándo.
Nihilista, s. Ruso que niega la existencia de todo, menos de Tolstoi. El jefe de esta escuela es Tolstoi.
Niñez, s. Período de la vida humana intermedio entre la idiotez de la primera infancia y la locura de la juventud, a dos pasos del pecado de la adultez, y a tres del remordimiento de la ancianidad.
Nirvana, s. En la religión budista, estado de aniquilamiento agradable, otorgado a los sabios, particularmente a los que son lo bastante sabios para comprenderlo.
Noble, s. Invención provista por la naturaleza para que las doncellas norteamericanas adineradas y ambiciosas puedan incurrir en distinción social y padecer la "high life".
Notoriedad, s. Fama de nuestro adversario en la lucha por un cargo público. El tipo de renombre más accesible y aceptable para la mediocridad. Escala de Jacob que conduce a un escenario de vodevil, con ángeles que suben y bajan.
Noúmeno, s. Lo que existe, por oposición a lo que, meramente pareciendo existir, recibe el nombre de fenómeno. El noúmeno es bastante difícil de localizar; sólo puede ser aprehendido mediante un proceso de razonamiento... que es un fenómeno. No obstante, el descubrimiento y exposición del noúmeno abre un amplio campo para lo que llama Lewis "la interminable variedad y excitación del pensamiento filosófico". ¡Viva pues el noúmeno!
Novela, s. (En inglés, romance, novela de aventuras más o menos fantásticas. por oposición a "novel", novela realista ). Cuento inflado. Especie de composición que guarda con la literatura la misma relación que el panorama guarda con el arte. Como es demasiado larga para leer de un tirón, las impresiones producidas por sus partes sucesivas son sucesivamente borradas, como en un panorama. La unidad, la totalidad del efecto, es imposible porque, aparte de las escasas páginas que se leen al final, todo lo que queda en la mente es el simple argumento de lo ocurrido antes. La novela realista es al relato fantástico lo que la fotografía es a la pintura. Su principio básico, la verosimilitud, corresponde a la realidad literal de la fotografía, y la ubica dentro del periodismo; mientras que la libertad del relato fantástico no tiene más límites que la imaginación del narrador. Los tres principios esenciales del arte literario son imaginación, imaginación e imaginación. El arte de escribir novelas, en la medida en que pudo llamarse arte, ha muerto hace mucho en todo el mundo, salvo en Rusia, donde es nuevo. Paz tengan sus cenizas... algunas de las cuales aún se venden mucho.
Novela fantástica, s. Obra de ficción que no rinde pleitesía al Dios de las Cosas que Son. En la novela, el pensamiento del escritor está atado a la verosimilitud, como un caballo al palenque, pero en la novela fantástica se pasea a voluntad por todo el reino de la imaginación, libre, sin ley, sin rienda ni freno. Nuestro novelista es una pobre criatura (como diría Carlyle), un simple reportero. Puede inventar los personajes y la trama, pero no imaginar algo que no pueda ocurrir, aunque toda su narración sea una candorosa mentira. Por qué se impone esta dura condición y "arrastra a cada paso una cadena cada vez más larga", que él mismo ha forjado, es algo que tratará de explicarnos en diez volúmenes, sin iluminar en absoluto su negra y absoluta ignorancia en la materia. Hay grandes novelas, porque grandes escritores han desperdiciado su talento para escribirlas, pero lo cierto es que la ficción más fascinante que existe sigue siendo "Las mil y Una Noches".
Noviembre, s. Décimoprimer duodécimo del tedio.
O
Observatorio, s. Lugar donde los astrónomos disuelven en conjeturas las adivinanzas de sus predecesores.
Obsoleto, adj. Lo que ya no usan los tímidos. Se aplica principalmente a las palabras. La palabra que cualquier diccionario califica como obsoleta se convierte en objeto de terror para el escritor necio, pero si es una palabra buena y no tiene equivalente moderno igualmente bueno, la usará el buen escritor. En realidad, la actitud de un escritor hacia las palabras "obsoletas" es un índice de su capacidad literaria tan bueno como cualquier otro, salvo el carácter de su obra.
Obstinado, adj. Inaccesible a la verdad, tal como se manifiesta en el esplendor y la fuerza de nuestras creencias. El prototipo popular de la obstinación es la mula, animal muy inteligente.
Ocasional, adj. Dícese de lo que nos aflige con mayor o menor frecuencia. No es el caso de los "versos ocasionales", que nos afligen con regularidad --y con más crueldad que otras clases de versos-- en los aniversarios y otras celebraciones.
Occidente, s. Parte del mundo situada al oeste (o al este) de Oriente. Está habitada principalmente por Cristianos, poderosa subtribu de los Hipócritas, cuyas principales industrias son el asesinato y la estafa, que disfrazan con los nombres de "guerra" y "comercio". Esas son también las principales industrias de Oriente.
Océano, s. Extensión acuática que ocupa dos tercios del mundo hecho para el hombre, que casualmente carece de branquias.
Ociosidad, s. Granja modelo donde el diablo experimenta las semillas de nuevos pecados y promueve el crecimiento de los vicios básicos.
Odio, s. Sentimiento cuya intensidad es proporcional a la superioridad que lo provoca.
Ofensivo, adj. Lo que produce emociones o sensaciones desagradables, como el avance de un ejército hacia su enemigo.
--¿Usted cree que el enemigo ha usado una táctica ofensiva? -- preguntó el rey.
--¡Por cierto!--replicó el general defraudado-- ¡Los malditos no han querido salir de su trinchera!
Oleaginoso, adj. Aceitoso, resbaladizo, escurridizo. Disraeli en cierta oportunidad describió los modales del obispo Wilberforce como "untuosos, oleaginosos, saponíficos". A partir de entonces el buen prelado fue conocido como Sam el Jabonoso. Para cada hombre, existe en el vocabulario una palabra capaz de pegársele como una segunda piel. Sus enemigos no tienen más que encontrarla.
Olvido, s. Estado en que los malos cesan de luchar y los tristes reposan. Eterno basurero de la fama. Cámara fría de las más altas esperanzas.. Lugar donde los autores ambiciosos reencuentran sus obras sin orgullo, y a sus superiores sin envidia. Dormitorio desprovisto de reloj despertador.
Opio, s. Puerta que no está cerrada con llave en la prisión de la Identidad. Conduce al patio de la cárcel.
Oponer, v. Ayudar con obstrucciones y objeciones.
Oportunidad, s. Ocasión favorable para atrapar un desengaño.
Oposición, s. En política, el partido que impide que el gobierno se desenfrene, desjarretándolo. El rey de Ghargarou, que había estado en el extranjero para estudiar la ciencia del gobierno, designó a un centenar de sus súbditos más gordos miembros de un parlamento que debía legislar sobre la recaudación de impuestos. A cuarenta de ellos los nombró Partido de la Oposición y dispuso que su Primer Ministro los instruyera cuidadosamente en la tarea de oponerse a toda iniciativa regia. Sin embargo, el primer proyecto puesto a votación fue aprobado por unanimidad. Muy descontento, el rey lo vetó, informando a los miembros de la Oposición que si volvían a hacer eso, pagarían con la cabeza. En el acto, los cuarenta opositores se hicieron el harakiri.
--¿Y ahora? --preguntó el rey-- Es imposible mantener las instituciones liberales sin un partido de Oposición.
--Esplendor del Universo --replicó el Primer Ministro--, es cierto que esos perros de las tinieblas ya no tienen sus credenciales, pero no todo está perdido. Confía el asunto a este gusano del polvo. Seguidamente, el Primer Ministro hizo embalsamar y rellenar de paja los cadáveres de los opositores de Su Majestad y los clavó a las bancas legislativas. En lo sucesivo, cada ley fue aprobada con cuarenta votos en contra, y la nación prosperó. Pero un día el ejecutivo remitió un proyecto de impuesto a las verrugas y fue derrotado, porque a nadie se le había ocurrido clavar también a sus bancas a los legisladores oficialistas... Esto enfureció tanto al rey, que el Primer Ministro fue ejecutado, el parlamento disuelto con una batería de artillería, y el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo desapareció de Ghargarou para siempre.
Optimismo, s. Doctrina o creencia de que todo es hermoso, inclusive lo que es feo; todo es bueno, especialmente lo malo; y todo está bien dentro de lo que está mal. Es sostenida con la mayor tenacidad por los más acostumbrados a una suerte adversa. La forma más aceptable de exponerla es con una mueca que simula una sonrisa. Siendo una fe ciega, no percibe la luz de la refutación. Enfermedad intelectual, no cede a ningún tratamiento, salvo la muerte. Es hereditaria, pero afortunadamente no es contagiosa.
Optimista, s. Partidario de la doctrina de que lo negro es blanco. En cierta oportunidad un pesimista pidió auxilio a Dios. Ah --dijo Dios--, tú quieres que yo te devuelva la esperanza, la alegría.
--No --replicó el pesimista--. Me bastaría si crearas algo que las justificara.
--El mundo ya está todo creado --repuso Dios--, pero te olvidas de algo: la mortalidad del optimista.
Oratoria, s. Conspiración entre el lenguaje y la acción para defraudar al entendimiento. Tiranía atenuada por la taquigrafía.
Ordenado, adj. Sujeto al orden, como un sedicioso colgado de un farol.
Ostra, s. Molusco viscoso que los hombres civilizados tienen la audacia de comer sin quitarle las entrañas. Las valvas suelen darse a los pobres.
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