Almudena Guzmán
Sentado en una roca,
entre el azul del cielo
y el azul de mar,
el hombre de Neandertal
hacía recuento
pero no le salían las cuentas.
Mi cerebro es más grande
que el del Homo sapiens,
he corrido y cazado tanto como él
y en vez de robar al amigo enfermo,
su práctica habitual,
le he abrigado con mis mejores pieles.
En algo he fallado,
se lamentaba el hombre
de Neandertal,
el primer justo entre los justos.
El primer perdedor de la Tierra.
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