Muñoz Molina contra los fanatismos
El desgarro amoroso y las grietas que sufre el ser humano por los fanatismos ideológicos, en este caso de la Guerra Civil española, conforman la geografía de la esperada novela de Antonio Muñoz Molina: La noche de los tiempos (Seix Barral). Una obra que transcurre en las vísperas del conflicto fratricida que asoló el país entre 1936 y 1939, pero con una desoladora sombra, cuyo primer capítulo adelanta hoy en exclusiva Babelia en ELPAÍS.com, como hace cada lunes con el libro más destacado de la semana. La novela llegará a las librerías este jueves.
Los motivos y la esencia del libro los explica el propio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956): "Escribí la novela queriendo indagar en el modo en que la pasión amorosa trastorna no sólo las vidas de los amantes unidos por ella sino de la gente que hay alrededor, los que, sin conocer el deslumbramiento sufren sus efectos, con frecuencia incontrolables y crueles. Y también quería ponerme en el alma de un hombre que perteneciera a esa clase de soñadores pragmáticos que fueron tan importantes en medio de la gran crisis del siglo XX, y que en muchos casos sufrieron la persecución desde las dos formas de totalitarismo que se impusieron en Europa, que tenían entre sí muchas coincidencias, entre ellas el desprecio por la conciencia individual y por esos activistas del humanismo liberal a los que sin embargo se deben algunas de las mejores cosas que tenemos. ¿Pero qué fuerza puede hacer la conciencia racional, el compromiso cívico, cuando se desatan los delirios mesiánicos y en gran medida criminales de las ideologías? No había sitio para esas personas: ni para Stefan Zweig, ni para Juan Negrín, ni para Clara Campoamor, gente progresista que no creía que en nombre del progreso estuviera autorizado el crimen. Los dos desgarros, el sentimental y el político, son el eje de mi arquitecto inventado, aunque espero que también verosímil".
Junto a este hombre y otros seres de ficción conviven personas reales, algunas ya citadas por Muñoz Molina, además de Moreno Villa o Bergamín. Una narración a través de la historia de ese arquitecto que, en octubre de 1936, ya lejos del conflicto fratricida recién desencadenado, y dejando atrás a su mujer e hijos, recuerda un amor clandestino y las tormentas sociales y políticas que empezaron a envolver su mundo y a dejar atrapada a millares de personas.
Novela de sentimientos, emociones y reflexiones en torno al amor, la intolerancia y los fanatismos ideológicos; Muñoz Molina ha creado el retrato de una época donde se muestra la manera como se resquebraja el país, su sociedad y los afectos de su población. Un viaje a la noche de los tiempos y a la sombra larga del pasado, de lo cual hablará el escritor en una entrevista que publicará Babelia este sábado 21 de noviembre.
"En la cartera que abulta en el bolsillo derecho de su gabardina guarda una foto de Judith Biela y otra de sus hijos, Lita y Miguel, sonriendo una mañana de domingo de hace unos meses: las dos mitades rotas de su vida, antes incompatibles, ahora perdidas por igual". Es lo que cuenta el narrador de la novela que hoy se puede leer en la edición digital de este diario, y que continua así: "Ignacio Abel sabe que si se miran demasiado las fotografías no sirven para invocar una presencia. (...) Desde hace unos meses uno ya no puede estar seguro de ciertas cosas: uno no sabe si alguien que recuerda bien o a quien vio hace unos días o sólo unas horas está vivo aún. Antes la muerte y la vida tenían fronteras nítidas, menos movedizas...".
Aquí, el primer capítulo de La noche de los tiempos.
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