Lara Moreno
Víspera de viernes
La luz de una vela y un gemido antes de la mañana.
Un gemido para cada grieta del aire cuando la luz traspasa firmamentos delgados como músculos del pie.
El pie sube, se agarra a la pared de piedra.
Hay señales.
Contrapuertas secretas para este mundo nuevo que habitamos.
Dijimos una vez: basta.
El pie tiembla; es la luz de las farolas de la niebla que preguntan por el día siguiente.
Siente la piel el fuego de la llama y no se retuerce al pensarlo.
Lo dijimos una vez: no importa el dolor.
Quiero que vengas antes que la noche, puedes aparecer desvencijado, hecho un cúmulo de malas intenciones.
Recogeré tus huesos uno a uno, caricias para un náufrago.
El pie tropieza, es carne fresca lo que ha encontrado.
Tiene un sentido doble tu presencia: la hora del amor y del ahorcado.
La cuerda un epicentro en la batalla, toque de queda y gritos, sabes que guardo el sexo en la garganta.
Tiempo de vivos.
Esas palabras tuyas, las de la isla, miramos tanto al mar que nos volvimos mudos de hacer calor, tiernos de espanto.
Yo sé que allí nos vimos, nos encontramos.
Ahora es otra cosa.
Todo en tu mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario