Ruth Llana
Мать и сын, Aleksandr Sokurov
La vida es un reflejo deformante. La familia es un espejo deformante. La madre es una superficie deformante.
El hijo es el descarte, la mirada oblicua, los colores del paraíso. Entre los árboles, el sollozo, el mar.
Quizás la causa de mi muerte, ese reflejo deformante. También el mar, el bosque, la familia. Las preguntas en el aire, ser llevado en brazos por los brazos que no son, son, el reflejo deformante. El mar, los árboles. El sollozo tenue del nacimiento, el silencio de la muerte. Su contraposición. Su reflejo deformante.
La mariposa es la confirmación, en los árboles, en los prados, en el sonido del mar; el hijo lo sabe. Una parte de sí va a la deriva, puede no volver a encontrarla. Aún desconoce. Sólo el espejo, las alas de la mariposa, un rostro en la ventana mirando florecer los castaños.
-Es primavera. Este es el momento de mi muerte. El reflejo de mi sueño me ha devorado.
Una parte de sí va a la deriva. La casa está en ruinas, pero parece desconocer, también a dónde va esa parte de sí, parece desconocer dónde está el calor de una piel, el lugar de la deformación, el momento y la culpa de su ausencia.
“Eres tan pequeña”. La muesca que queda, la sombra, el resquicio por el que se desaparece.
Una madre es tan pequeña.
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