miércoles, 20 de mayo de 2009

PRENSA. POESÍA. LECTURA. Entrevista a Caballero Bonald y poemas de "La noche no tiene paredes"

En "elpais.com" aparece esta entrevista, realizada por los internautas a José Manuel Caballero Bonald, con motivo de su nuevo libro, La noche no tiene paredes.

Además, podemos leer algunos de sus poemas, también en "elpais.com":


TIEMPO DE LOS ANTÍDOTOS
La edad me ha ido dejando
sin venenos, malgasté en mala hora
esa fortuna,
¿qué más puedo perder?
Llega el tiempo ruin de los antídotos.
Materia devaluada, la aventura
disiente de ella misma y se aminora.
Ya sólo quedan rastros de peligros,
una zona prohibida apenas frecuentada,
la pauta exigua de lo inconfesable,
cierto amago fugaz de furia y desacato.
La osadía de bordes delictivos,
los deseos gastados
en los bruscos dispendios de la infidelidad,
la virtud y su inercia depravada,
el amor consumiéndose
como un licor impuro, la excitante
trastienda de la noche,
¿qué se hicieron?
Los años, ay de mí, me han desmentido.


ULTRAQUERENCIAS
Temor de estar perdido y de tener
que convivir con esos mentecatos
que beben a buchitos
su triste taza de preservación, detestan
las amenas erratas de la vida,
practican tenebrosas
religiones, deportes deplorables
y hablan,
hablan,
hablan a todas horas
de esa historia que desde siempre ocurre
intramuros de la banalidad.
¿Es que ya nadie se da cuenta
de los defectuosos, los bruscos, los horrendos
trances de ultraquerencias que aún tienen que venir?


LA INTRANQUILIDAD DEL DEBER
CUMPLIDO
Dichoso aquel que una mañana
de repente
se aparta del camino que anduvo cada día
durante muchos años hasta el inapelable
distrito del deber.
¿Qué lo hizo abdicar:
la misma inoperancia de la inercia,
el tedio repetido como una despiadada
devastación, la enmohecida
distancia entre los majaderos y sus cárceles?
¿Eligió sin querer lo menos
predecible, es decir, lo más justo?
Dichoso aquel que un día desanduvo la vida
hasta alcanzar la paz de lo no aconsejable.


PÉRDIDA DE TIEMPO
En la palabra tiempo anida
una gran ave blanca, una consecutiva
privación de pretéritos
y ciertos excedentes de la fugacidad.
En la palabra tiempo se intercalan
otras palabras de su misma estirpe:
el lento mar perpetuo y su inconmensurable
usura, el azar siempre errático
y el sideral boquete de la luz.
La única estrategia que puede más que el tiempo
es conseguir perderlo impunemente.

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