En el archipiélago de Terramar hay dragones, magos y espectros, talismanes y poderes. Es un mundo gobernado por la magia y, ante todo, por las palabras, pues cada cosa posee su nombre verdadero, el designado durante la Creación, que otorga a los hechiceros el dominio sobre los elementos y los animales. Sus gentes, sencillas y tranquilas, tienen como único objetivo conseguir paz y sabiduría.
Terramar es un universo literario tan sólido e inolvidable como el de Tolkien.
(Texto de la contracubierta del primer volumen)
Se compone de dos volúmenes: en el primero encontramos Un mago de Terramar y Las tumbas de Atuán; en el segundo, La costa más lejana y Tehanu.
A continuación, para conocer un poco más a la autora y el mundo de Terramar, reproducimos un fragmento de un artículo firmado por Alejandro Serrano, y encontrado en este enlace: http://www.fantasymundo.com/articulo.php?articulo=597
Ursula K. Le Guin (Ursula Kroeber Le Guin), nació en Berkeley (California), el 21 de octubre de 1929, en el seno de una familia sin problemas económicos. Las respectivas profesiones de sus padres tendrían un efecto considerable en la joven Ursula: su madre era escritora de cuentos infantiles, y su padre antropólogo. Su educación, eminentemente académica, la llevó a interesarse por la lectura y la escritura, y a los 11 años envió un manuscrito a la conocida revista Astounding Science Fiction, que fue rechazado, pero el hecho nos da una idea del empuje creativo que ya se gestaba en la mente de Ursula. Ingresó en la Escuela Radcliffe de la Universidad de Harvard, en la que se graduó en el año 1951; posteriormente asistió un año a las clases de la Universidad de Columbia, en la que hizo un postgrado de lenguas romances. Tras finalizar este curso, consiguió la beca Fulbright, gracias a la cual pudo viajar y estudiar en Francia, donde conoció al que sería su marido hasta ahora, Charles Le Guin, con quien se casó en 1953 y con quien tendría tres hijos. Más tarde volvió a los EE.UU. y comenzó la que sería una larga carrera literaria.
Esta “gran dama” de la fantasía y la ciencia ficción completa una de las carreras más variadas de estos géneros: desde la poesía hasta los libros infantiles y los ensayos, nada se resiste a Ursula K. Le Guin. A lo largo de su actividad como escritora, ha ganado varios premios Hugo y Nebula, y fue galardonada Gran Maestra por la Asociación de escritores Estadounidenses de ciencia ficción y fantasía (SFWA), la primera mujer en conseguirlo. Ha publicado seis libros de poesía, veinte novelas, más de cien relatos, cuatro colecciones de ensayos, once libros para niños y algunas traducciones poéticas y políticas. Ursula K. Le Guin se confiesa feminista, pacifista y taoísta, y sus obras se tiñen de sus convicciones sutil pero eficazmente. Actualmente vive en Portland (Oregón, EE.UU).
Tras publicar varias historias, su primera novela, El mundo de Rocannon (1966), una obra de ciencia ficción que se convertiría en una serie, continuada por Planeta de exilio (1966), La ciudad de las ilusiones (1967) y la obra que le dio el reconocimiento internacional, La mano izquierda de la oscuridad (1969), con la que ganó un Hugo y un Nebula.
En 1968 inició su saga más conocida, y por la que entraría en la puerta grande en el género fantástico, tras sorprender en el ámbito de la ciencia ficción. Con la primera novela de la saga, Un mago de Terramar, continuada en 1971 por Las tumbas de Atuan y La costa más lejana, la escritora estadounidense se convirtió en un referente para los amantes del género que J.R.R. Tolkien “reinventó” en 1954 con la publicación de El Señor de los Anillos. La saga continuaría en 1990 con Tehanu, y en 2001 con En el otro viento.
Tras finalizar su primera etapa con Terramar, Ursula K. Le Guin volvió a resurgir con El nombre del mundo es Bosque (1972), con la que el año siguiente conseguiría el premio Hugo, y Los desposeídos: una utopía ambigua (1974), sin dejar de lado la ciencia ficción, con "La rueda celeste" (1971), "El ojo de la Garza" (1983) y "El eterno regreso a casa" (1985).
Pese a su completa bibliografía, la saga de Terramar ha marcado a esta prolífica autora, tanto en el terreno mediático como en el profesional. La acertada mezcla de misticismo y contenido social y humano, tan ajeno en muchas obras de fantasía o ciencia ficción, convierte a Ursula K. Le Guin en un referente muy valioso, y a menudo alejado de la épica que domina a casi todos los autores de estos géneros. En Terramar el protagonismo se aleja de las batallas tradicionales, de los consejos de los reyes, de las espadas de los héroes, para depositarse en el desarrollo social y humano de un mundo en constante peligro. Criaturas fantásticas, magos, brujas, reyes corrompidos y gente sencilla ocupan la narración y ponen las bases del ideario fantástico de la saga. Las victorias no se conquistan con la fuerza de las armas, sino que los protagonistas han de utilizar todo el caudal de su saber y comprensión para salvarse del peligro.Ursula juega continuamente con conceptos tan universales como la ambición, la ecología sostenible, la crítica social y la maduración. Terramar basa su supervivencia en un acertado equilibrio de sus habitantes con el medio donde viven. El poder reside en las palabras: un mago ha de conocer el “auténtico nombre” de un objeto o persona para influir sobre él, y el más poderoso es aquel que puede adivinar el nombre verdadero que durante la Creación se asignó a cualquier objeto en la lengua universal: las nubes, el mar, cada colina y región tienen sus nombres verdaderos, y hay que conocer cada uno para influir sobre los elementos. El mundo de la magia “verdadera” se centraliza en la Isla de Roke, una comunidad de magos que a la vez es escuela, y a donde van los muchachos con “habilidades” para aprender sobre el equilibrio del mundo y cómo dominar a las criaturas que lo pueblan. Precisamente Gavilán será uno de los alumnos de Roke, y a través de él entenderemos Terramar y las complejas relaciones que rigen los poderes que la dominan.Pese a que la primera novela fue calificada en su día de “juvenil”, el mundo de Terramar es un lugar duro e inhóspito, donde la crueldad es moneda común. Los magos son la base del tejido social de los pueblos del archipiélago, y su poder asiste a la gente común: labriegos y aldeanos veneran a los alumnos que salen de Roke, conscientes de la inestimable ayuda que representan en la vida común. Junto a su poder, eminentemente masculino, en Terramar también existen las “brujas”: mujeres con ciertos poderes que se ven apartadas por los hombres de Roke del saber común, y son consideradas por éstos como un peligro para el equilibrio del mundo, gentes iletradas y peligrosas que no entienden el “verdadero poder y equilibrio del mundo”. Este es otro de los temas centrales de Terramar, la contraposición entre los poderes masculinos y los femeninos, la eterna lucha de género por el poder y la influencia en un mundo cambiante. El abismo insalvable entre ambas visiones del mundo en Terramar es utilizado por Ursula para establecer paralelismos con nuestro propio mundo de forma sutil.
Pese al enfoque social de las historias de Terramar, la acción forma parte esencial de los libros. El lector no debe esperar batallas brutales de grandes ejércitos, sino que a menudo los duelos personales de hechizos entre magos, hechiceros, brujas o dragones son la base de la lucha de poderes, y a menudo una palabra o una acción meditada es suficiente para decantar la victoria a favor de unos u otros. Terramar está poblada de protagonistas carismáticos, personajes que por sí solos sostienen una narración, y sin duda Gavilán es el principal de ellos, pero no el único. A través de los diferentes libros, encontraremos distintos escenarios, aventuras sombrías y peligros constantes que engancharán al lector desde las primeras páginas. Nada puede darse por sentado en el archipiélago, y a menudo, cuando un peligro es evitado, otro viene a tomar su lugar. El delicado equilibrio de Terramar cambia, y un nuevo y desconocido estado de cosas viene a sustituirlo.
La prosa de Ursula K. Le Guin es preciosista, sincera y no se entretiene en complicadas descripciones de lugares o culturas, sino que nos describe Terramar con los ojos de cada uno de los protagonistas y su relación con el medio en el que habitan y sufren. Tampoco la autora se recrea en ningún momento en las emociones, sino que anima al lector continuamente a seguir leyendo, renovando el interés en cada párrafo. La sinceridad con la que trata a sus personajes evita que el lector los mitifique demasiado, lo que incluso los convierte en más humanos, sin duda el principal hecho responsable de su éxito. Precisamente ahí radica la diferencia entre Ursula y Tolkien y otros muchos autores que siguieron al autor británico y a su éxito de crítica y público. El proceso de maduración personal que continúa durante toda la saga ve su reflejo en los cambios en el equilibrio que rige Terramar, y que hacen evolucionar también al mundo que describe Ursula.
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