miércoles, 27 de agosto de 2014

PRENSA CULTURAL. "Varios autores responden cuáles son los libros de nuestro tiempo" (4)


   En la revista "Letras Libres":

Encuesta

Por La redacción


Jordi Gracia
Precisamente para no falsearlo, habrá que incorporar un libro en dos volúmenes de 1969 que fue trascendental para el muchacho politizado de 1980: Conversación en La Catedral (1) de Vargas Llosa fue la cara ade una cara b que se podría llamar El otoño del patriarca (2) de Gabriel García Márquez. Los dos tratan sobre el poder con las armas de la novela mayor. Pero también sobre el poder como dominio ético trata otro fundamental en el ramo de las inquietudes por el mundo y por nosotros mismos: La tarea del héroe (3) de Fernando Savater lo leí en paralelo escolar, en cou, con el Aristóteles deslumbrante de la Ética nicomaquea y ese breve y turbador tratadillo sobre el respeto a la verdad que es el Discurso del método, de Descartes. Para tratar de mentir lo menos posible, habrá que añadir que antes que todos ellos el tratado que convivió conmigo largas semanas de un verano de entonces fue La rebelión de las masas en la edición verde de páginas cobrizas de Austral y que el otro libro que me hizo fabular un proyecto personal –el sueño de hacer cosas parecidas– fue La Edad de Plata (4) de José-Carlos Mainer, en la primera edición de 1975, también leída con las fiebres de la última adolescencia o, mejor, la primera juventud programática y aterida.
Los libros fundamentales no se acabaron a los veinte años pero el aroma de lo vitalmente decisivo no lo reencuentro igual en los leídos después, aunque los haya. Pero es tan dispersa y caprichosa la razón de esas impresiones que remite a un mero censo de títulos que me obliga a excluir por fuerza la obsesividad maniática de Proust o la parálisis espantada ante Kafka. A cambio sí ha de incluir un testamento lírico y autobiográfico titulado El estrangulador (5), de Manuel Vázquez Montalbán, los libros privados y crispados en secreto de Umbral (comoUn ser de lejanías, 6) y el impacto ante el deslumbrante manuscrito de un amigo bajo el título Soldados de Salamina, de Javier Cercas (7). Y ha de incluir también la turbadora honradez del ensayista (más que del historiador) Tony Judt, como si fuera la secuela madura de Koba el temible (8) de Martin Amis. Y si nombro ahora a Juan Goytisolo y susCoto vedado y En los reinos de Taifa (9) será quizá porque me educaron para leer fascinado las exploraciones en la mentira propia de escritores como Castilla del Pino, Trapiello y Sánchez-Ostiz. Y de las mentiras mayores que nos contamos como si todavía fuésemos niños tratan un puñado de poemarios de Joan Margarit –Càlcul d’estructures, por ejemplo (10)– y un poemario exaltante y frío, Metales pesados, de Carlos Marzal. ~
Carlos Granés
Ismael Grasa
Julián Herbert

Hugo Hiriart

No hay comentarios: