Félix Grande
ambas ardiendo de delicadeza.
Allí se desenropa tu belleza,
canta tu piel y tu lujuria brama.
Allí los cuerpos brillan en la llama
en la que todo es cierto y todo empieza.
Allí están tu cabeza y mi cabeza
rodando en donde todo se derrama.
En aquel cuarto me marchito y clamo.
Sin ti, sin mí, sin nada, allí me tienes
convertido en memoria y en despojos.
Allí en silencio y sin honor te llamo
con tu recuerdo escarcha de mis sienes,
con tu perfume yedra de mis ojos.
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