Félix Grande
Sentían espanto por la puesta del sol
Se alimentaban de animales horrendos
Padecían las nevadas, la lava, las tormentas
Tenían únicamente cuevas y brujos y tiranos
Hoy escucho la lluvia que suena en la ventana
susurrando las sílabas siderales de la horda
como interrogaciones resurrectas
Emocionado, me arrebujo con tu respiración
paso la lengua por tu piel dormida
y mientras oigo lentamente la llovizna del mundo
saludo con misericordia a aquellos ancestrales hermanos
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