Enrique Villagrasa González
La ofrenda
Como una estrella de primavera
en vano buscas a Ariadna.
Un delator guiño, en el laberinto,
te da la certeza. En el dédalo alcohólico
no existe hilo que sirva de guía.
en vano buscas a Ariadna.
Un delator guiño, en el laberinto,
te da la certeza. En el dédalo alcohólico
no existe hilo que sirva de guía.
La profunda angustia abraza.
Aceleran pluma y verso los crepúsculos.
Tiembla la página.
Lo sensato será aceptar la sonrisa de la noche,
pero dan escalofríos las ruinas.
Aceleran pluma y verso los crepúsculos.
Tiembla la página.
Lo sensato será aceptar la sonrisa de la noche,
pero dan escalofríos las ruinas.
Desgrana penosamente largos poemas,
que se aferran a las más sagradas muertes.
(Baudelaire te entenderá.)
que se aferran a las más sagradas muertes.
(Baudelaire te entenderá.)
Hace tiempo dejó de ser una realidad.
Hoy es espejismo de corazón débil.
Las crestas de las olas te esperan silenciosas.
Hoy es espejismo de corazón débil.
Las crestas de las olas te esperan silenciosas.
La poesía, siempre adolescente, ofrenda
su desnudo a los sueños del demiurgo.
su desnudo a los sueños del demiurgo.
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