José Luis Rodríguez Ojeda
I
Como ya bien sabemos, la razón
su luz con sentimientos no comparte.
Tan lejanas imágenes, aparte
de que pueden llevar a la obsesión
(de tanto ahondar y ahondar en su emoción
con las palabras: pozo, que no arte),
pueden hacer pensar que un baluarte
de la memoria enorme, el gran bastión
hemos reconstruido con firmeza,
cimentado el recuerdo, la certeza
de que aquellos primeros sentimientos
fueron así. Y es falso. Los cimientos
se mueven con el tiempo. La tristeza
sí que así se hace firme en la cabeza.
II
Concluyendo por fin, mi buen amigo
(a un amigo de siempre al que bien quiero
le estoy hablando ahora, compañero
no de versos, de cháchara), te digo
que hoy de acuerdo hasta un poco estoy contigo,
sin ver lo que me dices ya tan huero;
aunque esto, según tú: quebradero
de cabeza, miradas al ombligo,
empeño de vivir en la quimera...,
es lo más importante que yo hago.
Pero termino aquí con mi petera.
Vamos a echar, entonces, ese trago
que siempre me propones. La primera
yo invito. Y otra ronda también pago.
De De los primeros años. Editorial AE. 2010
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