José Luis Rodríguez Ojeda
Muere el pez por la boca; por los ojos,
el hombre y la mujer. No las palabras,
las miradas encierran el misterio
de por qué a ese chispazo -que hasta duele-
le llamamos amor. Sí que es misterio.
***
Con el deseo despierto,
por más que miren los ojos,
más verán los pensamientos.
***
Deja de mirarme así,
que son tus ojos candela
y no respondo de mí.
De Por una mirada. EDICIONES EL DESEMBARCO. 2005
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