Estambul, ciudad de espías
Por: Juan Carlos Galindo | 19 de junio de 2013
Vista de la basílica de Santa Sofía. / FOTO: SANTI BURGOS
Estambul vive estos días sacudida por las protestas de unos jóvenes turcos bien formados, decididos, concienciados, que han dicho basta. Las miradas de la prensa internacional se han vuelto hacia una ciudad que fue el epicentro del mundo y que ha vivido entre dos universos, entre dos continentes, siempre atenta, siempre en convulsión, siempre bella.
Estambul es la ciudad que da nombre la novela de Joseph Kanon (Pensilvania 1946), publicada por RBA y traducida por Antonio Iriarte, una novela de espías en la ciudad de los espías, una novela negra en un marco histórico, un viaje por lo mejor y lo peor de una ciudad, un homenaje a unas calles, un tratado contra los tópicos morales y, sobre todo, una obra divertida e intensa. Estambul es una novela triste, crepuscular, narración de un mundo que termina para dar paso a otro peor, si es que eso es posible cuando se viene del infierno y del exterminio de millones de personas. El mejor homenaje a La Máscara de Dimitrios, de Eric Ambler. Apasionante.
Leon Bauer es un hombre decente y leal, dos cualidades que no garantizan nada en Estambul en los meses inmediatamente posteriores al fin de la II Guerra Mundial, un momento en el que EE UU y la Unión Soviética se reparten ya el mundo y en el que Estambul, siempre Estambul, se convierte en un escenario clave sin dejar de ser, en palabras del propio autor, "la ciudad que busca el equilibrio para seguir sobreviendo".
Bauer ha trabajado para su país durante la guerra. No ha podido ir al frente pero ha cumplido con diligencia y esmero su trabajo como correo entre oficiales aliados. Un último encargo, rutinario, en una ciudad que por un momento cree que ha perdido su carácter de pieza estratégica decisiva, se convierte en una puerta a otro mundo. La situación se complica, hay un tiroteo con un muerto y Leon no vuelve a ser el mismo, sigue siendo decente y leal, pero ya no sabe a quién ni cómo. Bauer ha tenido toda su vida dos lealtades: su mujer enferma e internada en un psiquiátrico y las barras y estrellas. Ni eso sale indemne de la catástrofe.
El protagonista tiene que hacer frente a una gran intriga internacional con ramificaciones imprevisibles, a una historia de amor imposible y a un dilema, salvar la vida de una basura moral, de un asesino, sólo porque es lo que hay que hacer. O quizás no. Valga como muestra del dilema este diálogo:
- Dime lo que pensabas ahora mismo. No te lo inventes, lo que pensabas de verdad.
- Qué se puede hacer- contestó él, con la mirada baja, como si estuviera leyendo- cuando no existe una forma correcta de hacer las cosas, sólo la que está mal. De una u otra forma.
Si una buena novela negra tiene que abordar sin miedos las relaciones entre los actos de los protagonistas y las consecuencias de esos actos, Estambul es una novela excelente. Si los dilemas morales han de estar en el centro de la batalla literaria, la novela de Kanon es sobresaliente. Si un buen thriller es aquel que atrapa y divierte sin fuegos de artificio ni trampas, aquí tenemos uno. Una novela de aventuras también, una trepidante narración en la que la barbarie de la guerra y el Holocausto tienen su lugar, se cuelan en el relato para dejar un regusto real, amargo, duro, para recordar al lector dónde está.
Dos ingredientes completan el cuadro. Unos soberbios secundarios, esenciales siempre, y una gran capacidad del autor para hacer sentir su amor por Estambul, para llevarnos por sus calles, sus mansiones decadentes, su vida entre dos continentes, sus mezquitas, sus taxis, su suciedad, su plaza de Taksim, su ruido, su luz, sus colinas, su Bósforo, sus puentes, su comida... sus espías.
Nadie que adore Estambul puede dejar de sentir un escalofrío cada vez que lee sobre esa magnífica ciudad. El autor ama y conoce la ciudad de hoy y describe con mimo la urbe incipiente de la posguerra. Dejo aquí un vídeo que no llega a cuatro minutos en los que el mismo Kanon explica muy bien su fascinación
Como él mismo reconoce, la ciudad ha cambiado mucho: el mítico hotel Park ya no existe, aunque el aparcamiento que han construido sigue teniendo unas excelentes vistas; los consulados, auténticos nidos de espías, se han trasladado; la ciudad se ha extendido para dar cabida a al menos 10 millones de habitantes más; hay nuevos barrios financieros, estadios, carreteras... pero ahí sigue el Bósforo, el Galata con sus vendedores, Taksim, la Mezquita Azul, Santa Sofía... La novela me ha transportado hasta allí. Se me ocurren pocos elogios mejores. Disfruten.
NOTA: Kanon, publicista de éxito en el mundo editorial antes que escritor, es una figura muy interesante. Ha ganado, entre otros, los premios 'Hammet' por sus relatos de ficción y 'Anna Frank' por sus textos sobre la Shoah. Sobre él y con él hablaremos en este blog. Prometido. En España RBA ha editado también El buen alemán, obra llevada al cine por Steven Soderbergh y protagonizada por George Clooney.
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