Imagen de Palestina, de Joe Sacco. "El País"
Viñetas pertenecientes a Crónicas de Jerusalén, de Guy Delisle. "El País"
En "El País": Las viñetas de la cruda realidad
Tras su crónica sobre 'Pyongyang', Guy Delisle firma 'Crónicas de Jerusalén' - El periodismo halla en el tebeo un vehículo de expresión de temas candentes.
MAURICIO VICENT - Madrid - 14/01/2012
Llámese como se le quiera llamar -novela gráfica, historieta de actualidad, tebeo de no ficción...-, la tendencia al cómic serio se consolida frente a las aventuras y temas de toda la vida. Aunque cada vez el género se amplía más y gana adeptos en Estados Unidos y Europa, no se trata de un fenómeno nuevo. El Maus, de Art Spiegelman, sobre el Holocausto, o el Palestina, de Joe Sacco, dos verdaderas biblias dentro de este estilo, han cumplido veinte años. También tiene una década Pyongyang, del dibujante canadiense Guy Delisle, que después de pasar dos meses en la capital de Corea del Norte asesorando el trabajo de unos estudios de animación, destripó al régimen de Kim Jong-Il con gran sentido del humor en un libro de referencia. Su último cómic, Crónicas de Jerusalén, es uno de los lanzamientos de la temporada en España.
Además, la vertiente más seria del género será la protagonista en la gran cita del cómic europeo, el Festival de Angulema. El certamen francés, que el año pasado concedió su gran premio a Spiegelman, dedica una gran exposición al autor estadounidense, que será presidente del jurado de la cita, celebrada entre el 26 y el 29 de enero.
El caso de Guy Delisle es representativo del éxito de la llamada novela gráfica. Crónicas de Jerusalén, que ha visto la luz en diciembre, está funcionando muy bien en Francia y en solo un mes en España casi se ha agotado la primera edición (Astiberri), de 5.000 ejemplares. La editorial ya prepara la segunda y va a reeditar Pyongyang -del que se vendieron 13.000 ejemplares en su momento- aprovechando la vigencia que ha cobrado el libro tras la muerte del dictador coreano. En el caso de Corea del Norte favorecen las circunstancias: el país está igualito y el libro retrata su espíritu totalitario mejor que cualquier documental.
"El cómic ha cambiado, se ha abierto a diferentes formas de hacer, ya no es solo ficción", asegura Delisle desde su casa en Montpellier. "Del mismo modo que con la edad uno cambia y le apetece dibujar otras cosas, la gente hoy se interesa por otras historias que pueden leerse cada día en los periódicos o verse en la televisión". Delisle (Quebec, 1966) no entra en el debate de si lo que hace es novela gráfica u otra cosa, aunque siente más cercano su trabajo a la narración literaria que al reportaje periodístico, que sería el caso de los libros de Sacco sobre la primera Intifada palestina o Gorazde, sobre la guerra de Bosnia.
Las diferencias con el norteamericano son obvias; mientras Sacco va a un lugar buscando investigar una historia y documentarse para luego escribir/dibujar lo visto con toda crudeza, como si se tratara de un gran reportaje en primera persona, Delisle simplemente vive su vida en los lugares que visita y cuenta lo que le sucede de modo subjetivo y siempre con ironía. "Es lo contrario al periodismo: lo que hago es una especie de gran postal, como la que enviaría a mi familia contándoles lo que me ha pasado, lo que me sorprende y me choca, lo que desconozco y aprendo de una realidad", explica.
Esa aparente ingenuidad -solo aparente- y esa distancia calculada de lo que habla -sea sobre Birmania, Shenzhen, en China, o Pyongyang- son fundamentales en el hilván de sus libros de viajes y para lograr la cercanía del lector con las historias que trata. En el caso de Crónicas de Jerusalén -"postal" del año que pasó en la ciudad santa acompañando a su esposa, miembro de Médicos sin Fronteras- Delisle utiliza como leit motiv su dedicación a sus hijos pequeños -"no teníamos dinero para nanas", confiesa- y su afán por dibujarlo todo para guiarnos por los entresijos de un conflicto que ocupa las primeras páginas de todo los informativos. El lector descubre las claves profundas del drama a través de sus vagabundeos por la ciudad, de los múltiples ángulos desde donde dibuja el muro vergonzante que divide a árabes de judíos y sobre todo de sus bromas inteligentes. En Gaza, dice, los palestinos "tienen derecho a votar democráticamente, pero deben votar democráticamente al partido que elija Israel".
"La novela gráfica es solo un concepto, una forma de llamarlo, pero sigue siendo cómic. Lo que pasa es que hoy el cómic ha madurado y trata un montón de temas que cada vez interesan a un público más general", asegura Héloïse Guerrier, editora de Astiberri. En su catálogo hay más de 300 obras y día a día se amplía el número de las que tratan asuntos "de actualidad", como los cómic del propio Delisle. Está también Viva la vida. Los sueños de Ciudad Juárez, de Edmond Baudoin, una indagación antropológica sobre la violencia en esa ciudad mexicana, o los tres tomos de Una vida en china, de Li Kunwyu, quien después de 30 años de realizar dibujos de propaganda para el Partido Comunista, ajusta cuentas con la historia de su país.
David Hernando, director editorial de Planeta DeAgostini Cómics, quien lleva en España la obra de Sacco, coincide en que este tipo de historias serias "cada vez tiene mayor aceptación". Gracias a ello, dice, "el cómic poco a poco puede equipararse con la narrativa, donde caben géneros de toda índole". Son temas que tienen tanto gancho, o más, que cualquier aventura de ficción.
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