Una pequeña muestra:
¿Qué quieres, niña, qué quieres?
No sé qué quiero en verdad.
Él siempre le preguntaba
y le volvía a preguntar.
¿Qué quieres, niña, qué quieres?
Dímelo y no llores más.
¡No mueras, no mueras nunca!
Te quiero cada vez más.
Mientras sus manos temblaban,
le decía sin más hablar:
¡Niña, aléjate de la cerca!
El disparo te dará.
El disparo se acercaba,
como una estrella fugaz.
¡Un leve golpe en la espalda
la dejó sin respirar!
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