José Ángel Cilleruelo
Has entrado en la noche
por el costado de la soledad.
A ella le cuentas que sales con ellos,
a ellos que con ella.
Encaminas el viejo cuatrolatas
hasta cierto lugar deshabitado de la ciudad.
Has hecho entrar un cuerpo,
habéis encendido un pitillo mientras
buscas un encierro entre las sombras.
Silencias su voz cuando quiere hablarte,
con un gesto decides
modelo de pasión.
Has entrado en un cuerpo
por el costado de la soledad.
Te has sentido bien durante un instante
pero lo callas,
aunque no consigues reprimir
una caricia en el vidrio empañado.
Tras cerrar la portezuela te deja
una estela de perfume innoble
que aspiras con deleite: lo quieres como símbolo
para cuando abrase la claridad
de la mañana.
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