domingo, 15 de mayo de 2016

LITERATURA. Tres novelas de Fernando del Paso. Jordi Soler

   En "revistamercurio":


Tres novelas

JORDI SOLER  |  FIRMA INVITADA · MERCURIO 180 - ABRIL 2016

© Astromujoff
© ASTROMUJOFF
Fernando del Paso ha escrito tres de las novelas más importantes de la lengua española. También ha escrito otras cosas, una novela policiaca (Linda 67) situada en San Francisco, California, y un montón de ensayos, como ese reciente, y muy apabullante (Bajo la sombra de la historia, 2011) donde reflexiona, en casi mil páginas, sobre el islamismo y el judaísmo. Pero si alguien me preguntara qué es necesario leer de Fernando del Paso diría que sus tres novelas magistrales. Su mundo novelístico, un universo complejo y exuberante que exige la total atención, y devoción, de sus lectores, empieza con José Trigo, una historia cuyo centro, si es que tiene uno solo, es una huelga de ferrocarrileros, en 1959, que fue una suerte de parteaguas en la historia contemporánea de México, porque replanteó las jerarquías que hasta entonces articulaban la relación entre el Estado y los trabajadores, entre los líderes sindicales y el poder. El narrador de esta novela busca todo el tiempo a José Trigo en el campamento ferrocarrilero. “¿José Trigo? Era un hombre. Era un hombre cada vez más grande y cada vez más viejo… Era cada vez una sombra más grande”. La belleza plástica de ese campamento, que crece como una mancha en las páginas de la novela, es un triunfo sobre la miseria, es una planicie en Nonoalco Tlatelolco, en el centro de la ciudad, salpicada de chabolas y de vagones vacíos y abandonados donde los ferrocarrileros se han construido sus casas. La prosa es una criatura viva llena de mexicanismos, de aztequismos, de caló, que leída desde el siglo XXI parece la base de su siguiente novela, que convierte esa oscuridad ferrocarrilera en la narrativa lúdica, sublime, explosiva de Palinuro de México, que Del Paso entregaría once años más tarde.
Esta obra maestra, de lenguaje deslumbrante, nos cuenta la historia de Palinuro, un estudiante de medicina, como lo fue el mismo Del Paso, que vive en la Plaza de Santo Domingo, en el centro de la Ciudad de México, con su prima Estefanía. Con una exuberante narrativa el escritor va dando cuenta, con mucho humor, de las pasiones, las pulsiones y las tribulaciones de Palinuro, con el fondo de una deliciosa paleta escatológica que abreva de su conocimiento de la medicina. Esta novela se monta en una trama política de los años sesenta, de juventud revolucionaria que termina en Tlatelolco, en la matanza del 68, en ese mismo centro geográfico, más bien espiritual, donde implota José Trigo. Aunque la crítica se ha empeñado siempre en ver aquí una novela política, Palinuro de México es mucho más que eso, es una hermosa turbulencia verbal parienta, si tuviéramos que buscarle una familia, del Tristram Shandy, de Sterne. Si alguien me preguntara cuál es la mejor novela de Fernando del Paso diría que es Palinuro de México.
Una década más tarde Fernando del Paso publicó Noticias del Imperio, una monumental novela sobre la desgraciada aventura de Maximiliano de Habsburgo, y de su mujer Carlota de Bélgica, en uno de los episodios más delirantes de la historia de México: la constitución de un imperio mexicano con monarcas europeos en el siglo XIX. Esta novela polifónica donde también reina la exuberancia, está estructurada a partir de un poderoso monólogo, dicho por Carlota, sesenta años después de la muerte de Maximiliano, desde su encierro en el castillo de Bouchout, que se va asociando con otras voces del coro y va sacando a luz intimidades de alcoba, el derrumbe de los grandes imperios europeos, reflexiones sobre el amor y el deber con el destino, y los delirios de la sangre azul enfrentados al realismo indígena del presidente Benito Juárez, que al final mandó fusilar al emperador. Si alguien me preguntara por cuál novela hay que empezar a leer a Fernando del Paso, diría que por esta, por Noticias del Imperio.

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