Juan Ramón Jiménez
Doliente rama de hojas otoñales
que el sol divino enjoya y transparenta,
cuando hurta el sol la nube, polvorienta
rama es, de miserias materiales.
Todas las maravillas inmortales
que la hoja de oro exalta y representa
se las lleva la hora turbulenta
al centro de los senos celestiales.
Corazón; seco, vano y pobre nido,
en que los sempiternos resplandores
hallan, un punto, refuljente calma;
cuando el amor te deja en el olvido,
se truecan en cenizas tus fulgores,
y es vil escoria lo que creíste alma.
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