Juan Vicente Piqueras
que hayamos de llevar sobre los hombros
la misma piedra siempre, que parece
ya nuestro pensamiento, y tropecemos
en ella tantas veces como vidas
quisiéramos tener y sin embargo.
Es triste trepar riscos cargados de razón
y dejarla caer al alcanzar la cumbre
para después volver al mismo error
un día y otro, como el alma al vicio,
condenados a ser, sedientos, quienes somos:
quienes quisimos ser y sin embargo.
Es triste repetirse como la misma historia,
dar vueltas a la noria, día y noche,
moliendo una manera de ser y de mirar
que te lleva a sufrir y a hacer sufrir.
Llevo mi piedra en mí, mi pensamiento,
y dentro yo, esperando ser tallado,
esculpido, salvado y sin embargo.
la misma piedra siempre, que parece
ya nuestro pensamiento, y tropecemos
en ella tantas veces como vidas
quisiéramos tener y sin embargo.
Es triste trepar riscos cargados de razón
y dejarla caer al alcanzar la cumbre
para después volver al mismo error
un día y otro, como el alma al vicio,
condenados a ser, sedientos, quienes somos:
quienes quisimos ser y sin embargo.
Es triste repetirse como la misma historia,
dar vueltas a la noria, día y noche,
moliendo una manera de ser y de mirar
que te lleva a sufrir y a hacer sufrir.
Llevo mi piedra en mí, mi pensamiento,
y dentro yo, esperando ser tallado,
esculpido, salvado y sin embargo.
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