viernes, 30 de diciembre de 2011

POESÍA. "Lectores", de Jorge Luis Borges (1899-1986)

Jorge Luis Borges
LECTORES

De aquel hidalgo de cetrina y seca
tez y de heroico afán se conjetura
que, en víspera perpetua de aventura,
no salió nunca de su biblioteca.

La crónica puntual que sus empeños
narra y sus tragicómicos desplantes
fue soñada por él, no por Cervantes,
y no es más que una crónica de sueños.

Tal es también mi suerte. Sé que hay algo
inmortal y esencial que he sepultado
en esa biblioteca del pasado

en que leí la historia del hidalgo.
Las lentas hojas vuelve un niño y grave
sueña con vagas cosas que no sabe.

PRENSA. "Homs", por Maruja Torres

Maruja  Torres
   En "El País":
Homs

MARUJA TORRES 29/12/2011

   Harta de frascas y guindos, de trajes y chorizos, harta de sordidez y de miseria humana, vuelvo hoy mis ojos, y os ruego que me acompañéis, a una tragedia verdadera, a un país, Siria, que está siendo martirizado, y a una ciudad, Homs, que sufre desde hace cinco meses el sitio de los tanques del Ejército del dictador Bachar el Asad, y el acoso de los francotiradores. No hay guerra allí: hay civiles que están siendo castigados para que nadie levante cabeza ni reclame libertad ni democracia. Homs: ciudad-símbolo.
   Como es de esperar en estos casos, el régimen no permite la entrada de periodistas extranjeros; y a los informadores locales que, heroicamente, se organizan para mandar noticias desde dentro, les dispara. Pero una mujer, Mónica G. Prieto, una periodista y reportera de raza, ha burlado el sitio, ayudada por los insurgentes -no ha sido por una cabezonada de joven embravecida: con profesional lentitud preparó todo el asunto-, y ha permanecido allí, viendo con sus propios ojos, grabando con su propia cámara. Por fin, aprovechando la llegada de los observadores de la Liga Árabe, ha podido salir tal como entró, clandestinamente, y ha regresado a su hogar de Beirut. Y, sobre todo, ha podido contar ya sin que peligre su vida.
   Desde ayer sus reportajes y sus crónicas, con fotografías y vídeos, se publican en www.periodismohumano.com, y en www.cuartopoder.es: devoradlos. No solo porque Mónica se jugó la vida para dar voz a la verdad, sino porque esa verdad refleja un dolor frente al que no podemos permanecer indiferentes solo porque un dictador sanguinario ha decidido amordazar a los medios de comunicación.
   Nuestra humanidad está en juego a finales de este año aciago, y frente a las aciagas perspectivas del próximo. Pero el conocimiento siempre nos ayudará a mantener la indignación y la dignidad.

jueves, 29 de diciembre de 2011

POESÍA. "El testigo", de Jorge Luis Borges (1899-1986)

Jorge Luis Borges
EL TESTIGO

Desde su sueño el hombre ve al gigante
de un sueño que soñado fue en Bretaña
y apresta el corazón para la hazaña
y le clava la espuela a Rocinante.

El viento hace girar las laboriosas
aspas que el hombre gris ha acometido.
Rueda el rocín; la lanza se ha partido
y es una cosa más entre las cosas.

Yace en la tierra el hombre de armadura;
lo ve caer el hijo de un vecino,
que no sabrá el final de la aventura

y que a las Indias llevará el destino.
Perdido en el confín de otra llanura
se dirá que fue un sueño el del molino.

PRENSA. "No leído en la prensa", por Juan Goytisolo

Juan Goytisolo
   En "El País":
No leído en la prensa

JUAN GOYTISOLO 28/12/2011

   1. Es ya oficial: la prestigiosa e infalible agencia de notación Moody's ha rebajado a AAa la nota del Espíritu Santo. Según el Consejo Superior Bancario, el Padre y el Hijo conservan por ahora la triple AAA.
   2. La plegaria de Su Santidad Benedicto a la Virgen por el éxito de la Cumbre Europea de Bruselas llenó de estupor a los banqueros y gestores de la crisis. (¿Cómo se ha atrevido el Pontífice a mezclar a la Virgen con algo tan intangible y sagrado como es el euro?).
   3. El Reino de Don Quijote, el gran proyecto inmobiliario y de ocio -incluido un complejo hotelero de cinco estrellas estilo Las Vegas y para el que se preveían inversiones de 6.500 millones de euros- está en suspensión de pagos. La noticia sorprendió al hidalgo manchego y a su fiel escudero en la venta de Maritornes del capítulo XVI de la Primera Parte. Aunque asediado por los medios, nuestro héroe se negó a posar ante las cámaras y a hacer declaraciones a los corresponsales internacionales acreditados en España.
   4. El anuncio de que la Iglesia católica, en razón de la grave crisis que atenaza a la mayoría de la población, iba a renunciar a los privilegios que le otorga el Concordato firmado después de la muerte de Franco y donar incluso una parte de sus bienes a los SDF (sin domicilio fijo) y a los millones de ciudadanos en paro, fue inmediatamente desmentida por el portavoz de la Conferencia Episcopal. No hay que confundir los bienes materiales con los espirituales, explicó a la prensa. Unos son transitorios y los otros eternos e inmutables. Eso sería, añadió con una sonrisa discreta, mezclar capachos con berzas.
   5. La presencia solidaria de Iñaki Urdangarin, duque de Palma, en la acampada de Nochebuena de los SDF (sin domicilio fijo) y desahuciados víctimas de la crisis, a fin de redorar su dañada imagen tras los escándalos que le vinculan a Nóos, difundida por una radio alternativa, no pudo ser confirmada por el interesado, recluido desde hace tiempo en su mansión de Washington, a pesar de la insistencia de nuestros corresponsales en la capital estadounidense. La participación en la acampada de Francisco Camps, Jaume Matas, senyor Millet, Roca y 'El Bigotes' fue por el contrario inmediatamente desmentida por un portavoz oficial.
   6. A la funesta nueva del fallecimiento de su Querido Líder, el pueblo norcoreano rompió en irreprimibles sollozos, con la misma unanimidad sincronizada con la que antes coreaban su presencia con encendidos y ritmados aplausos. Las cámaras ultrasensibles que captaban la grandiosa manifestación de dolor colectivo detectaron, no obstante, en la 28ª fila de camaradas que gemían y daban rienda suelta a sus sentimientos de desamparada orfandad, el rostro de una mujer en cuyos lagrimales había introducido sendas gotas de plástico que desmentían su presunta aflicción pese a que lloriqueaba y contraía el rostro como los demás. Detenida por los agentes de la Seguridad Popular confesó su odiosa manipulación, por lo que fue sometida a un juicio sumario y fusilada en el acto por alta traición a la Sagrada causa del líder difunto y de su Benemérito hijo y sucesor.
   7. El anuncio de la subasta del mobiliario y de los palacios y residencias del depuesto presidente tunecino Ben Ali atrajo a docenas de adjudicatarios, clientes y curiosos del mundo entero, pero se reveló un fiasco. Fuera de los consabidos sillones de terciopelo granate con respaldo y brazos dorados que tanto gustan a los monarcas y autócratas árabes, los tasadores y coleccionistas no hallaron otra cosa que centenares de óleos y fotografías gigantes del líder con el pecho cubierto de bandas y medallas o en ascensión fallida a la gloria envuelto en la bandera patria.
   8. A fin de evitar los casos más y más frecuentes de quienes cuelgan en la Red vídeos de contenido sexual clandestinamente filmados de hombres de Estado, ministros y, en general, miembros de la clase política y cortar de raíz estos chantajes, la 'Radical Equality of Human Beings Association', de Livingstone, N.J, de inspiración anarquista ha lanzado la razonable propuesta de que todos los candidatos a cargos estatales -presidentes, diputados, jueces, funcionarios internacionales...- se sometan voluntariamente al rodaje estándar del momento que satisfacen sus imperiosas necesidades naturales: bajada del pantalón, asiento en la taza o cita con el señor Roca, esfuerzos evacuatorios, breve contemplación de la obra hecha, recurso al papel higiénico, etcétera. Dicho ritual firmado incluido en el expediente de su candidatura constituiría la prueba del talante democrático propio de quienes aspiran a gobernar con modesta honradez y les pondría a cubierto las revelaciones filtradas por sus adversarios con el propósito de truncar su prometedora carrera.
   9. España se ber-lus.-co-ni-za. ¿Quién la des-ber-lus-co-ni-za-rá? El des-ber-lus-co-ni-za-dor que la des-ber-lus-co-ni-ce buen des-ber-lus-co-ni-za-dor será.
   10. Los Santos Inocentes somos nosotros, querido lector. El fatalismo risueño del dios Mercado nos ha ninguneado y festejaremos alegremente con las uvas un año nuevo que será, sin duda, aún peor que el anterior.

   Juan Goytisolo es escritor.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

POESÍA. "De que nada se sabe", de Jorge Luis Borges (1899-1986)

Jorge Luis Borges
DE QUE NADA SE SABE

La luna ignora que es tranquila y clara
y ni siquiera sabe que es la luna;
la arena, que es la arena. No habrá una
cosa que sepa que su forma es rara.

Las piezas de marfil son tan ajenas
al abstracto ajedrez como la mano
que las rige. Quizá el destino humano
de breves dichas y de largas penas

es instrumento de otro. Lo ignoramos;
darle nombre de Dios no nos ayuda.
Vanos también son el temor, la duda

y la trunca plegaria que iniciamos.
¿Qué arco habrá arrojado esta saeta
que soy? ¿Qué cumbre puede ser la meta?

PRENSA CULTURAL. "García Lorca, una experiencia vital"

Federico García Lorca

   En "El Día de Córdoba":
García Lorca, una experiencia vital

   La obra literaria del granadino mantiene su fuerza 75 años después de su muerte, cuando aún estaba por dar lo mejor de su creación · Su producción conduce a la reflexión y al deleite, la tragedia y el recogimiento.

Ana Ramos
27.12.2011

   Hace ahora 75 años llegaba a su fin en España el año 1936. Muchos murieron aquel año, entre ellos el poeta Federico García Lorca, una de las voces más singulares y poderosas que ha dado la poesía en español. Y mucho se ha escrito ya de las penosas circunstancias de su muerte, que le llegó recién cumplidos los 38 años. Estaba por regalarnos sus mejores libros, y es que por aquellos días él mismo se veía como un escritor en formación: "Yo no he alcanzado un plano de madurez aún... Me considero todavía un auténtico novel. Estoy aprendiendo a manejarme en mi oficio… Hay que ascender por peldaños... Lo contrario es pedir a mi naturaleza y a mi desarrollo espiritual y mental lo que ningún autor da hasta mucho más tarde... Mi obra apenas está comenzada". Recién comenzada y todo su obra es vasta y luminosa. Y de ella quiero hablarles hoy, si me lo permiten, de los libros y del espíritu del andaluz cósmico nacido en Granada en 1898, la experiencia literaria más deliciosa de muchos lectores, entre los que me incluyo.
   No puedo recordar cuándo fue la primera vez que leí un poema de Federico, creo que entonces ni siquiera me habían salido los dientes. Supongo que todo empezó con aquel pequeño volumen de Canciones y poemas para niños de la colección Labor Bolsillo Juvenil. La lectura de según qué libros del autor entraña cierta dificultad, incluso para un público adulto, pero una gran parte de su obra es accesible para lectores de todas las edades. Aquellos primeros poemas que leí de Lorca siendo, ya digo, muy pequeña, me nutrieron como si estuvieran hechos de pan. Agradezco a Labor que pusiera en el mercado la edición tanto como agradezco a mis padres que la compraran. En la portada, un insecto de cuernos morados y panza amarilla a lunares verdes sostiene con una de sus cuatro patas rojas una fragante flor. Intuyo que no fui la única niña ni el único niño que se los tragó de un bocado: "El lagarto está llorando. / La lagarta está llorando. // El lagarto y la lagarta / con delantalitos blancos. // Han perdido sin querer / su anillo de desposados." Tal vez un niño no conozca el significado del verbo desposar, pero sabe mucho de lagartos y de lágrimas. Y para qué necesita un niño entender los versos que siguen, si puede simplemente merendárselos: "Un cielo grande y sin gente / monta en su globo a los pájaros. // El sol, capitán redondo, / lleva un chaleco de raso". El lagarto, la lagarta y el sol con su chaleco lloran tan maravillosamente bien en las ilustraciones de Daniel Zarza (Premio Nacional de Ilustraciones Lazarillo en 1964 y hoy catedrático de urbanismo, responsable de diversos planes generales de urbanismo) que a los pequeños no les queda duda de lo interesantísimo de la escena.
   De todos es sabido que Federico García Lorca pasó su infancia en un pueblo de la vega granadina: "Mi infancia apasionada correteando desnuda por las praderas de una vega sobre un fondo de serranía", y que con once años el poeta se mudó a Granada, aunque siempre volvió al campo por vacaciones. Amaba la tierra, y su amor por la tierra, y por extensión por Granada y Andalucía, impregnó toda su obra: "Mis más lejanos recuerdos de niño tienen sabor de tierra. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo las capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles. De lo contrario, no hubiera podido escribir Bodas de sangre". Fue precisamente en el campo donde tuvo lugar mi segundo encuentro con la literatura de Federico. Hace muchos, muchos años, mi familia y yo pasábamos los veranos en un cortijo de la sierra de Córdoba, el mismo cortijo en el que mi abuela Ana trabajó recogiendo aceitunas cuando era chiquilla. Para aquel entonces sí que me habían salido ya los dientes, pero no hacía tanto de ello. Los veranos eran largos, calurosos y amables, y yo jugaba, corría, dibujaba y tenía también una ocupación secreta: leer. Claro que la lectura en sí no era el secreto, sino el libro que había descubierto a escondidas, uno de Lorca que se ocultaba en la mesita de noche del dormitorio de mis tíos. Se trataba también de un volumen pequeñito, y olía a aspirina. Cuando todos salían y la casa se quedaba en silencio, me sentaba en la cama de la pareja y abría suavemente el cajón oscuro. Creo que tendría yo unos ocho años. Parafraseando a J. M. Barrie, los ocho años son el principio del fin. Cuando se abría aquel libro mi mente escuchaba: "Y se me abrieron de pronto / como ramos de jacintos, / el almidón de su enagua / me sonaba en el oído / como una pieza de seda / rasgada por diez cuchillos". El Romancero gitano, una obra maestra del octosílabo español, se desparramaba secretamente frente a mis ojos enmascarados tras sus primeras gafas. Aquel generoso librito no sólo contenía el romancero, los editores habían tenido la amabilidad de incluir Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías con su: "Las heridas quemaban como soles / a las cinco de la tarde, / y el gentío rompía las ventanas / a las cinco de la tarde. / A las cinco de la tarde. / ¡Ay, qué terribles cinco de la tarde! / ¡Eran las cinco en todos los relojes! / ¡Eran las cinco en sombra de la tarde!", y también Diván del Tamarit, el ensayo poético de Lorca sobre lo más andaluz de Andalucía, la huella árabe. Poseer esta maravilla a los ocho años equivale a ser dueña de una enigmática y hermosa caja sellada, con la promesa de que recibirás la llave al cumplir la mayoría de edad: "Por las ramas del laurel / vi dos palomas oscuras: / La una era el sol, / la otra la luna. / 'Vecinitas', les dije, / ¿dónde está mi sepultura? / 'En mi cola', dijo el sol. / 'En mi garganta', dijo la luna".
   Crecer es inevitable, y cuando se convierte uno en adolescente lo más normal es que prefiera los dramas de Federico a su poesía. Mi caso no fue diferente. En el instituto representamos La casa de Bernarda Alba. Todavía recuerdo el sobrecogimiento que sentí el día del estreno al ver la sombra proyectada tras la sábana blanca, el simulacro del suicidio de la joven. El adolescente entiende mejor que nadie los sentimientos universales de injusticia: la imposibilidad de tener hijos en Yerma, la angustiosa falta de libertad en La casa de Bernarda Alba, el amor prohibido en Bodas de sangre; la irrupción de la muerte, las represiones impuestas por las convenciones sociales, los sentimientos más descarnados: "Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua fría y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de mujer acariciada por el fuego".
   En cuanto a la propia adolescencia de Federico, les recuerdo que publicó su primer libro con 20 años. Impresiones y paisajes muestra a un jovencísimo poeta asombrado por la maravilla del mundo, sufriendo la tortura de enfrentarse a su propia identidad, su "dolorosa conciencia de saberse diferente", como reza el prólogo de Miguel García Posada a sus Obras completas, o dicho en palabras de Federico: "En la vida que arrastramos de atareamiento y preocupaciones extrañas, pocos son los que se espantan de pena y delicadeza ante un jardín... y los pocos que nacieron para el jardín son arrastrados por el huracán de la multitud".
   Sin embargo, ya lo he dicho antes, algunas de sus obras sí necesitan de un público adulto. Entre ellas, las que el escritor llamaba sus "comedias irrepresentables", obras de teatro menos comerciales, por las que Lorca se desvivía, piezas como Así que pasen cinco años o El público. En estas la materia subconsciente, el surrealismo, el expresionismo, el simbolismo se entremezclan con el lirismo insoslayable del autor, así como con un contenido abiertamente homosexual. A su lectura devota me dediqué ya en la universidad. Pertenece a esta categoría uno de sus mejores libros, Poeta en Nueva York, con el que me devanaba los sesos en mis días de estudiante de filología, dispuesta como yo estaba, ingenuamente, a completar el rompecabezas. El poemario, poliédrico, polisémico, crece con cada lectura y rehuye los encasillamientos críticos. Llegué incluso a enfadarme con el libro, le dije lo que se le dice a un amante despechado: "No eres tú, soy yo". Y lo arrojé al fondo de alguna estantería: "¿Cómo fue? / Una grieta en la mejilla. / ¡Eso es todo! / Una uña que aprieta el tallo. / Un alfiler que bucea / hasta encontrar las raicillas del grito. / Y el mar deja de moverse." Años más tarde fui a Nueva York, y allí me reconcilié con el libro y conmigo misma, pero esa es otra historia. Tomo mi viejo volumen de Cátedra, subrayado y maltratado por el uso, lo abro por la portadilla y veo que fue un regalo de Cristina, una amiga querida, mayor que yo. La dedicatoria dice así: "La semilla te aguarda, es un camino difícil, pero si tienes la llave no dudes en abrir todas las puertas".
   He citado algunos de sus libros, pero me dejo muchos otros. Lorca es en sí mismo una llave, y es al mismo tiempo innumerables y misteriosas puertas que conducen a la reflexión y al deleite, a salas de altos techos y oscuros anaqueles, a habitaciones con caballitos de cartón y carruseles con luces de colores y juguetes nunca antes vistos. Puertas que dan a escenarios preparados para la tragedia, donde se va a sufrir y a llorar. Puertas que abren aposentos encalados para el recogimiento espiritual, puertas de entrada a jardines de naranjos y fuentes con forma de estrella... Y como su literatura, así que pasen los años, siempre está viva y fluye como un manantial en la vega, se nos presenta con nuevo aspecto cada vez que volvemos a abrir las estancias en las que ya hemos estado antes. Su obra cambia conforme cambia nuestra vida.
   Imagino que ustedes tendrán algún libro de Federico en casa. Déjenme repetir aquella invitación: no duden en abrir todas las puertas, ya tienen la llave.

martes, 27 de diciembre de 2011

POESÍA. "Alhambra", de Jorge Luis Borges (1899-1986)

Jorge Luis Borges
ALHAMBRA

Grata la voz del agua
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
grato el jazmín.

Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir, rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.

                                            Granada, 1976

PRENSA. "Personajes", por Juan José Millás

Juan José Millás

   En "El País":
Personajes

JUAN JOSÉ MILLÁS 23/12/2011

   Así como los edificios, en la arquitectura contemporánea, han perdido la fachada principal, así los periódicos y las revistas están a punto de perder la portada. La mantienen aún pero en vías de extinción y sin significado, con serias dudas sobre su utilidad. ¿Cómo distinguir, en medio de este desorden, la elocuencia del desparpajo, la brillantez inmediata de la inteligencia de fondo, la crítica aguda del insulto romo? ¿Cómo escoger el rostro de una realidad que parece que solo tiene espalda? ¿Con qué criterio recomendar a toda página un libro, un disco, una película? Se recomiendan, pero por pura inercia, sin fe. Se publican las portadas sin fe y el lector les echa un vistazo sin fe, mientras aguardamos el día en el que también la portada se pueda poner a la venta. En cierto modo, ya lo está, ya está a la venta, aunque aún no se paga con dinero, hay mil modos de cobro. La portada de la revista Time consagrada al manifestante metaforiza esa confusión al pretender reunir en la imagen de un joven (o una joven) con el rostro y la cabeza cubiertos al indignado de la Puerta del Sol, a los protagonistas de la llamada primavera árabe y a los okupas de Wall Street, entre otros. Habría tenido más sentido dedicarla a la Coca-Cola, presente de manera concreta en cada una de las plazas por las que se ha movido esa abstracción llamada el manifestante. Y habrían obtenido unos ingresos pingües de publicidad. Pero los directivos de Time están satisfechos de su perspicacia. Personaje del año, se preguntarían muy serios. El manifestante, respondería, raudo, el director comercial. Y es que en estos momentos, del mismo modo que los edificios carecen de fachada principal, la historia carece de rostro. Quizá en algún sitio haya un personaje del año, pero sería tan difícil dar con él como encontrar la puerta de acceso a un edificio de autor.

lunes, 26 de diciembre de 2011

POESÍA. "Al espejo", de Jorge Luis Borges (1899-1986)

Jorge Luis Borges
AL ESPEJO

¿Por qué persistes, incesante espejo?
¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
el movimiento de mi mano?
¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?

Eres el otro yo de que habla el griego
y acechas desde siempre. En la tersura
del agua incierta o del cristal que dura
me buscas y es inútil estar ciego.

El hecho de no verte y de saberte
te agrega horror, cosa de magia que osas
multiplicar la cifra de las cosas

que somos y que abarcan nuestra suerte.
Cuando esté muerto, copiarás a otro
y luego a otro, a otro, a otro, a otro…

sábado, 24 de diciembre de 2011

POESÍA. "San Gabriel", de Federico García Lorca (1898-1936)

Federico García Lorca

SAN GABRIEL
       (SEVILLA)
                                 A D. Agustín Viñuales

               I
Un bello niño de junco,
anchos hombros, fino talle,
piel de nocturna manzana,
boca triste y ojos grandes,
nervio de plata caliente,
ronda la desierta calle.
Sus zapatos de charol
rompen las dalias del aire,
con los dos ritmos que cantan
breves lutos celestiales.
En la ribera del mar
no hay palma que se le iguale,
ni emperador coronado,
ni lucero caminante.
Cuando la cabeza inclina
sobre su pecho de jaspe,
la noche busca llanuras
porque quiere arrodillarse.
Las guitarras suenan solas
para San Gabriel Arcángel,
domador de palomillas
y enemigo de los sauces.
San Gabriel: el niño llora
en el vientre de su madre.
No olvides que los gitanos
te regalaron el traje.

               II
Anunciación de los Reyes,
bien lunada y mal vestida,
abre la puerta al lucero
que por la calle venía.
El Arcángel San Gabriel,
entre azucena y sonrisa,
biznieto de la Giralda,
se acercaba de visita.
En su chaleco bordado
grillos ocultos palpitan.
Las estrellas de la noche
se volvieron campanillas.
San Gabriel: Aquí me tienes
con tres clavos de alegría.
Tu fulgor abre jazmines
sobre mi cara encendida.
Dios te salve, Anunciación.
Morena de maravilla.
Tendrás un niño más bello
que los tallos de la brisa.
¡Ay, San Gabriel de mis ojos!,
!Gabrielillo de mi vida!
Para sentarte yo sueño
un sillón de clavellinas.
Dios te salve, Anunciación,
bien lunada y mal vestida.
Tu niño tendrá en el pecho
un lunar y tres heridas.
¡Ay, San Gabriel que reluces!
¡Gabrielillo de mi vidal!
En el fondo de mis pechos
ya nace la leche tibia.
Dios te salve, Anunciación.
Madre de cien dinastías.
Áridos lucen tus ojos,
paisajes de caballista.

               *

El niño canta en el seno
de Anunciación sorprendida.
Tres balas de almendra verde
tiemblan en su vocecita.

Ya San Gabriel en el aire
por una escala subía.
Las estrellas de la noche
se volvieron siemprevivas.

POESÍA. "Curso de submarinismo", de Elena Medel (Córdoba, 1985)

Elena Medel

Curso de submarinismo

Como anticipo a la pérdida,
un corazón que flota y sobrevive
a la riada de sueños encerrados en burbujas.

Como coraza contra la victoria,
agendas que no abandonan su jaula de jabón,
muertas sobre la placa de la ducha.

Hoy es epílogo
las horas construyen su ataúd junto a mi almohada.

PRENSA CULTURAL. CINE. Crítica de "El topo", de Tomas Alfredson


   En "El País":
Los disfraces de la traición

CARLOS BOYERO 23/12/2011

EL TOPO


Dirección: Tomas Alfredson. Intérpretes: Gary Oldman, John Hurt, Mark Strong, Colin Firth, Tom Hardy, Ciarán Hinds, Toby Jones. Género: thriller. Reino Unido, 2011. Duración: 127 minutos.

   Existen territorios imaginarios que nos resultan más familiares que nuestro propio barrio. Si te gusta leer, por supuesto. El condado de Yoknapatawpha, que inventó con aroma infinito William Faulkner. Esa Santa María trágica y nihilista, que creó Onetti. O el Circus, sede central del espionaje británico, nombre creado por un novelista inmenso que utilizó el seudónimo de John Le Carré, alguien que escribió mejor que nadie sobre la Guerra Fría y que aunque después siguiera creando una obra muy interesante, nos dejó a sus enamorados lectores con monazo permanente para el resto de nuestra existencia cuando decidió que la batalla entre George Smiley y Karla había terminado.
   Debido al conocimiento y la pasión de tantos fanáticos con causa hacia el universo de Smiley, siempre vamos a observar las sucesivas adaptaciones de ese mundo al cine y a la televisión como si fueran algo nuestro. Alec Guinness y James Mason, dos actores grandiosos, se introdujeron con convicción en la gastada piel, el poderoso cerebro y el torturado corazón de Smiley. Y, lógicamente, nos pusimos muy nerviosos al enterarnos que un profesional del numerito como Gary Oldman iba a interpretarle. Pero el proyecto era esperanzador por otra parte. Oldman iba estar rodeado por casi todos los pura sangre del cine inglés (John Hurt, Colin Firth y Toby Jones, entre otros) y El topo iba a ser dirigida por Tomas Alfredson, el retratista de aquella inolvidable, perturbadora y compadecible niña vampira en Déjame entrar.
   Despejadas ya las dudas y los prejuicios. Es una película excelente, densa, compleja, sutil, con clima, con una ambientación, unos diálogos y unos personajes que huelen por todas partes a autenticidad, a la geografía física y emocional que imaginamos al leer la saga del Circus.
   Alfredson se las ingenia para mostrar las esencias de una intriga tan complicada como turbia, utiliza con sentido y claridad algo tan peligroso como los flashbacks, llena de bruma y tortura el paisaje y el alma de los retorcidos personajes, prefiere la sugerencia a la machaconería, dibuja sensaciones intensas con gestos y detalles sobrios, describe con precisión una galería muy amplia de personajes (sentiremos el peso psicológico del maquiavélico Karla y de la infiel Ann, pero nunca veremos su rostro), utiliza muy bien la extraordinaria música que ha compuesto Alberto Iglesias (Alfredson tiene la osadía de cerrar con Julio Iglesias cantando La mer) y dirige con mimo a secundarios de lujo.
   El penetrante Smiley, ese hombre introvertido y taciturno que nada sin quitarse las gafas en un lago invernal, que espanta con un leve gesto a la avispa que se ha introducido en su coche, al que solo los tormentos del amor pueden distraer su lucidez, que juega un ajedrez mental a muerte con Karla, está admirablemente comprendido e intepretado por un Gary Oldman que no mueve un músculo de la cara ni altera su voz, que compone a su inteligente y triste antihéroe desde fuera y desde dentro. He visto varias veces este retrato de la traición y de la impostura, de la sordidez del espionaje, de la supervivencia mental cuando se ha conocido el infierno. Me siguen acompañando sus imágenes y su atmósfera. No puedo ni quiero olvidarlo.

PRENSA. "Ciudadanas", por Lluís Bassets

Mujer golpeada por soldados en la plaza Tahrir (Egipto)

   En "El País":
Ciudadanas

LLUÍS BASSETS 22/12/2011

   Ellas son el cambio. Ellas son la revolución. Las hemos visto en primera fila en las manifestaciones, también a la hora de recibir los golpes. Con velo y con la cabeza descubierta, islamistas o laicas, jóvenes o maduras, las mujeres árabes han sido protagonistas como los hombres, al lado de los hombres, de la oleada revolucionaria que ha cruzado este 2011 el mundo árabe desde el Atlántico hasta el golfo Pérsico. Ahí estaban, a veces incluso en papeles destacados en las revueltas. Por ejemplo, como blogueras, que quiere decir animadoras destacadas de este movimiento sin líderes. Tres nombres bastan: la yemení Tawakul Kerman, detenida varias veces y ya premio Nobel de la Paz; la tunecina Lina Ben Mehnni, autora de La revolución de la dignidad, donde recoge los textos de su blog en los días del derrocamiento de Ben Ali, y ahora la egipcia Mona Eltahawy, detenida y agredida sexualmente por los soldados del mariscal Tantaui.
   No es la primera vez. Todas las historias de las revoluciones y los movimientos de liberación árabes nos cuentan lo mismo. Nunca han faltado a la cita. Ahí estaban, desmintiendo el tópico de unas mujeres retraídas y desinteresadas por la vida política. Luego desaparecen y regresan a la invisibilidad de siempre. Así ha sucedido siempre en el pasado.
   Este era y es un mundo de hombres, regido por los hombres, amoldado por y para los hombres. Cuando entra en crisis, las mujeres salen por todas partes, incluso en las sociedades que más las ocultan y velan, como en Arabia Saudí, donde este año han reivindicado un derecho tan sencillo como conducir sus automóviles y han obtenido el derecho activo y pasivo de sufragio para las próximas elecciones. Luego, cuando la polvareda de las revueltas se esfuma, el mundo masculino y machista las elimina de nuevo de la escena pública y todo se llena de hombres, barbudos en buena parte. Las presidencias de las Repúblicas, los Gobiernos interinos, los nuevos Parlamentos, las comisiones encargadas de redactar las nuevas Constituciones, todo se llena de hombres. Aunque el Túnez revolucionario impone listas paritarias en sus primeras elecciones, las mujeres no encabezan las listas y al final solo una cuarta parte de los escaños quedan para ellas.
   La egipcia es una sociedad muy joven: 24 años de edad promedio frente a 40 años en España. Simplificando, una tercera parte de la población tiene menos de 15 años; otro tercio, entre 15 y 25, y el tercio restante, más de 25. La mitad de esta plétora de jóvenes, deseosos de vivir con dignidad y libertad, son mujeres. Solo por estas simples razones estadísticas no podían faltar las jóvenes a las citas revolucionarias. Hay además un cambio generacional y cultural, al hilo de la globalización y de la tecnología de las comunicaciones, que clama por espacios de mayor libertad para las egipcias y tunecinas, las más liberadas, o incluso las saudíes o yemeníes, las más sojuzgadas.
   Su presencia y protagonismo en las protestas es la revolución misma, y por eso es insoportable para los contrarrevolucionarios. Las violaciones y malos tratos a las mujeres que protestan y se manifiestan se convierten así en instrumentos represivos. Y cuando la revolución sostiene su envite frente al poder militar que se resiste, como ha sucedido en Egipto, son las mujeres las que sufren la represión con especial crueldad. Lo prueba la foto, convertida en símbolo, de una mujer apaleada y despojada de su velo por los soldados en la plaza de Tahrir. O las llamadas pruebas de virginidad a las que los militares sometieron al menos a 17 mujeres con la excusa vergonzosa de que trataban de comprobar si eran prostitutas puesto que se manifestaban y quedaban a dormir en la plaza junto a los hombres.
   El poder dictatorial, prolongado por los militares, como el de los partidos islámicos, es de los hombres. Los hombres poderosos no quieren que las mujeres se alcen en pie de igualdad, ciudadanas exactamente iguales que los otros ciudadanos. Si no pueden limitar los derechos de los hombres, al menos intentan limitar los de las mujeres. Las ideologías islámicas y el salafismo en especial, ahora en ascenso, siguen expulsando y relegando a la mujer, que es una menor de edad según la legislación coránica, al menos en sus interpretaciones más conservadoras. Las leyes civiles en casi todo el mundo árabe, incluido el Túnez más liberal, discriminan gravemente a las mujeres. Basta con observar el derecho sucesorio, que atribuye a los hijos varones el doble de herencia que a sus hermanas. Habrá que ver qué sucede con la condición femenina en las nuevas Constituciones y en las legislaciones que se deriven de ellas.
   La foto de la mujer maltratada por los soldados en Tahrir no es una anécdota. Es la imagen misma de lo que está en juego. La condición de la mujer será la prueba del cambio. Los hombres árabes no serán libres si las mujeres no son libres, ciudadanas con los mismos deberes y derechos que los otros ciudadanos. El destino de las mujeres es el de las revoluciones.

viernes, 23 de diciembre de 2011

POESÍA. "L'enfant terrible", de Elena Medel (Córdoba, 1985)

Elena Medel

L'enfant terrible

Mi chico azul surgió de un tren celeste.
Azul su discman y el CD de Los Planetas,
era tan frágil que sólo hablaba con monos ebrios
-colgados de farolas en medio del océano-
y acariciaba su codo con acento de verano en Irlanda.
En la arena, el hueco de su talón imitaba
al cortafuegos abierto por las mandíbulas de Hansel,
negándome la dulce perversión de sus paredes.
Diez minutos construyeron mi paraíso mirándole las uñas.
Sólo porque él fue mi fetiche -azul napoleónico de Elba-,
decidí cobijarle para siempre en mi mochila
-entre los libros de poemas y mis bragas-,
pero me rechazó con la distinción que le supuse.
Pez azul chocando contra mis tobillos,
el cielo de su boca se encapotó al querer cruzarlo:
demasiado azul, demasiado azul, demasiado azul.

PRENSA. "Pánico", por Juan José Millás

Juan José Millás

   En "El País":
Pánico

JUAN JOSÉ MILLÁS 09/12/2011

   Dios mío, esta semana llena de domingos, saturada de tardes, parece una sopa de pelos, una estación de tren de ningún sitio, un huevo podrido de dos yemas, un parto de septillizos prematuros, parece una muerte con moscas retroactivas, un entierro sin deudos, una noche polar, una hora eterna, una madrugada inoxidable, unos pantalones de tergal, una vajilla de duralex, un descampado con condones, una tienda de muebles de la periferia de Valladolid, un establecimiento de lámparas de un suburbio de Atenas, parece un alma de repetición, un tumor cerebral, un tanatorio continuo, un hotel de tres estrellas de provincias, una floristería cerrada por defunción, parece un almacén de enciclopedias afligidas, esta semana llena de domingos, saturada de tardes, es como el departamento de contabilidad de una funeraria, como la sala de espera del fracaso, como la víspera de una biopsia, como una esquela desplegable, como una adolescencia infectada, como una mano con seis dedos o un ojo con 18 dioptrías, en eso ha devenido esta semana llena de domingos, saturada de tardes, en un cuarto de baño de hospital, en un corazón con el doble de sístoles que de diástoles, en una de maleta que pesa más cuanto más vacía, en un bidé a plazos, en un pánico con intereses, en una carta con matasellos del infierno, en una familia a su pesar, en un sexo sin ganas, en una citación judicial, en una bragueta de botones, en una idea opaca, en una derrama por obras, en unas sábanas con olor a ganado, en una reunión de vecinos de Seseña, en un desahucio, un desalojo, un ascensor sin espejo, un zumo de albañal, unos parientes de Zamora, un parchís sin fichas, un pasillo de la muerte, un libro leído y releído, un poema agotado, una reencarnación, un bulto en el pecho, una caída. Esta semana llena de domingos, saturada de tardes, es una verdadera mierda.

PRENSA. "18-J: cartografía de una sublevación", reportaje


   En "El País":
18-J: cartografía de una sublevación

   Un libro detalla con más de 60 mapas los movimientos y las reacciones de los primeros días del golpe militar de 1936 en una veintena de ciudades españolas.

CARLES GELI - Barcelona - 09/12/2011

   18 de julio. 13.15 horas. Queipo de Llano sale del hotel Simón de Sevilla, gira a la izquierda y sube hacia Capitanía General. Apenas 45 minutos después conmina allí al general Fernández de Villa-Abrile a unirse a la sublevación. Este, el general López Viota y otros oficiales responden con tibieza y son encerrados en un despacho... sin mediar llave alguna. ¿Pudo depender el sino del golpe que llevó en 1936 a la Guerra Civil de un oficial que se quedó quieto, retenido en una habitación sin cerrar? Puro Berlanga si no fuera porque casi tres días después, los combates entre sublevados y republicanos por las calles de Triana la roja y el Moscú sevillano (el barrio de La Macarena) son dantescos: los legionarios disparan puerta a puerta, sin distinguir a los civiles, obligados por la numantina resistencia a usar bombas de mano y, luego, a tomar a cuchillo una a una las 17 grandes barricadas que hacen de la calle San Luis y alrededores un infierno.
   Se pueden seguir en el barrio los movimientos de tropas, los disparos de artillería, la ubicación de ametralladoras y barricadas de unos grupos y otros... Es lo más parecido a un documental, pero el realismo lo genera uno de los mapas que conforman La sublevación (Dau), primer libro monográfico de historia que traduce en imágenes infográficas las jornadas iniciales del golpe militar, detallado al milímetro en una veintena de ciudades, de las que hasta hace listado del bando por el que optaron los grandes oficiales.
   "El déficit y los vacíos son brutales; falta tradición sobre el uso de cartografía", observa Víctor Hurtado, historiador y cartógrafo casi accidental (lo aprendió en Económicas pero lo aplicó en un mapa carolingio como historiador medieval), autor de un volumen que, para alimentar sus 78 páginas y 60 ilustraciones, ha buceado en 59 monografías ("un capítulo por ahí; un párrafo por allá donde se concreta que unas tropas bajaban por tal calle"). También en menos mapas del Estado Mayor del Ejército de los que hubiese querido, apenas supervivientes en los archivos del Ejército de Ávila y Salamanca; asimismo, en el de Juan Negrín. "Muchos de los que he hallado son de esos de carretera de Michelin, apenas coloreados de rojo o azul según los avances".
   Para subsanar lagunas, Hurtado utilizó guías turísticas de la época para reconstruir la trama urbana y los nombres de las calles, que no siempre obtuvo. Muchos salieron de buscar "en la Espasa Calpe de la época".
   Sin tocar ordenador (trabaja a la antigua usanza, con papeles vegetales sobre mapas de la zona), ha ido reconstruyendo, por ejemplo, planos con los asesinatos de febrero de 1936 (67 en Madrid; 34 en Sevilla, 12 en Barcelona) o el número de huelgas (56 en la capital; 125 en Barcelona), todo con un grado de detallismo que le ha permitido hacer cronologías casi al minuto y detallar trayectorias, como el asesinato de Calvo Sotelo.
   "Por los dos bandos, hubo mucha improvisación", resume. Y desde el principio: en los primeros momentos del 18 de julio en el protectorado de Marruecos, el mapa refleja cómo, por desobediencia y desorganización, los únicos aviones republicanos en activo (dos Fokker VII y un Douglas DC-2 modificado) no bombardearon las plazas militares y dejaron intactas las pistas de los aeródromos, con lo que no se evitó su uso para el cruce del Estrecho por los sublevados. Todo lo contrario de Barcelona donde, visto desde el frente litoral, se aprecia cómo los aparatos republicanos atacaron los cuarteles de los rebeldes en las Atarazanas, la Ciudadela y las dependencias militares del Paseo Colón. También el crecimiento de la trama urbana dificultó la movilidad de los sediciosos, que hallaron una barricada en cada esquina. En las antípodas, Valladolid: la ubicación central de los cuarteles en una ciudad con poca densidad callejera facilitó el éxito faccioso.
   Al caos generalizado ayudó, en el lado republicano, el miedo de los gobernadores civiles a armar a la población. Un caso flagrante fue la actitud del de Córdoba, Rodríguez de León, que sobre las 15.00 del 18 de julio se opuso a ello y rechazó la ayuda de una columna de mineros pertrechados con dinamita. Siete horas después, los insurrectos tenían la ciudad en sus manos. Algo parecido se refleja en Mallorca, donde la tarde de la sublevación el gobernador se negó a abrir los arsenales argumentando que el sedicioso general Goded le había dado su palabra de seguir fiel al Gobierno.
   Las dudas de muchos mandos golpistas compensó parcialmente la situación. Ocurrió en Madrid, donde la falta de información retuvo a muchas tropas rebeldes en los cuarteles hasta la mañana del día 19, lo que dio tiempo a la resistencia a evitar que fuerzas del cuartel del Conde-Duque participaran en la defensa del de la Montaña. La toma de este por los frentepopulistas tiene dos páginas, lo que permite apreciar líneas de asalto o cómo a las 14.00 del día 19 aún entraban falangistas y voluntarios de partidos derechistas que eran armados y uniformados para defenderlo.
   El descontrol de los rebeldes también fue notable en San Sebastián y Málaga. En esta, con la situación controlada dada la rapidez con la que la tropa sublevada cubrió la distancia que separaba el cuartel de Capuchinos del centro de la ciudad, la retirada por motivos nada claros de la Guardia Civil a sus cuarteles dio un giro copernicano a la situación.
   Esos despistes entre los fascistas fue una constante en el golpe de Estado que, por otra parte, según Hurtado, "fue decimonónico, de manual: primero detenían a las autoridades militares leales a la República; posteriormente, sacaban las tropas a la calle a leer el bando de guerra y después anulaban la autoridad civil". El papel más deleznable se lo llevó el coronel Aranda, responsable militar en Asturias, que hizo un maquiavélico doble juego: organizó la salida hacia Madrid de columnas de mineros, lo que le permitió allanar la sublevación en la ciudad; además, el día 19, media hora antes de declararse partidario de los sublevados, se ofreció a entregar armas a los milicianos como le requería el Ministerio de la Guerra, orden que, claro, no cumplió.
   "Azaña se equivocó: tenía controlados a los generales de brigada y de división, pero no dominaba a los que tenían mando en tropa: que casi todos eran fascistas", suelta el cartógrafo, que planea un atlas de la Legión Cóndor y otro sobre las Brigadas Internacionales, mientras ojea sus mapas sobre el golpe militar en los puertos de Cartagena, Ferrol... "Una pena: en muchos casos, el éxito de la sublevación fue cosa de pequeños detalles, de horas...". Todo está ahora en sus mapas.

PRENSA. "¿Hacia dónde va Egipto?", por Ignacio Álvarez-Ossorio

Ignacio Álvarez-Ossorio

   En "El País":
¿Hacia dónde va Egipto?

IGNACIO ÁLVAREZ-OSSORIO 22/12/2011

   La celebración de la primera fase de las elecciones legislativas egipcias ha deparado no pocas sorpresas. Aunque se daba por descontado el triunfo del islamista Partido 'Libertad y Justicia', la irrupción del salafista 'Al Nur' ha generado inquietud no solo entre los sectores liberales y la minoría copta, sino también entre los propios Hermanos Musulmanes que hasta ahora venían detentado en solitario el monopolio del islam político.
   Pese a haber mantenido una actitud ambigua en las movilizaciones que propiciaron la caída de Mubarak, las formaciones islamistas han sido las principales beneficiarias, como demuestra el hecho de que hayan obtenido dos de cada tres de los votos depositados en las urnas.
   Aunque algunos exégetas sigan empeñados en presentar una foto fija del movimiento de los Hermanos Musulmanes a partir de sus textos fundacionales, para conocer sus actuales planteamientos parece más oportuno acudir al programa de su plataforma electoral: el Partido Libertad y Justicia. En él se reivindica la Revolución del 25 de Enero que habría permitido al pueblo egipcio "salir del túnel de la pobreza, la ignorancia y la enfermedad y abrazar la libertad, la democracia, la justicia social y los derechos humanos tras poner fin al autoritarismo político, la opresión social, el saqueo económico, el atraso científico y educativo y la manipulación informativa". El programa defiende el equilibrio de poderes, las libertades públicas, la alternancia en el Gobierno y la sociedad civil. Como no podía ser de otra manera también reafirma sus posicionamientos tradicionales en torno a la necesidad de que los valores del islam guíen la vida individual y pública y que los principios de la sharía sean la principal fuente de jurisdicción (como, de hecho, ya recoge la actual Constitución).
   No obstante, los dirigentes islamistas son plenamente conscientes de que no es posible una vuelta atrás y que la calle egipcia no permitirá que un autoritarismo sea reemplazado por otro. Las líneas rojas establecidas por la revolución de Tahrir son claras: plena libertad de expresión, de reunión y de organización y establecimiento de una democracia multipartidista.
   Pese a que todo parece indicar que será la mayor fuerza parlamentaria, el Partido Libertad y Justicia se verá obligado a legislar para todo el pueblo egipcio y no solo para sus votantes, lo que implica que deberá establecer alianzas con los sectores liberales y con los partidos laicos (tal y como ha hecho Ennahda en Túnez). En pocas palabras: deberán realizar un ejercicio de pragmatismo y evitar el frentismo para impedir que la brecha entre religiosos y laicos se amplíe.De ahí las declaraciones de su líder Mohamed Morsi: "No buscamos el monopolio del poder ni tampoco deseamos controlar el Parlamento. Esto no sería del interés de Egipto. Queremos un Parlamento equilibrado que no sea dominado por ningún partido".
   Al inclinarse por esta fórmula pretendería lanzar un mensaje de moderación en la línea de lo que la comunidad internacional espera oír, pero también blindarse ante un periodo extremadamente complejo en el que hará falta mucho diálogo y consenso para afianzar la transición y reducir, de manera progresiva, el peso de los militares. Una alianza con los partidos liberales les otorgaría, además, un certificado de buena conducta ante los países occidentales que, alarmados por el ascenso de los salafistas, no tienen otra opción que reconocer como interlocutor al Partido Libertad y Justicia, aunque sea como un mal menor.
   Si la victoria de los islamistas moderados era del todo previsible, la gran sorpresa de la primera ronda electoral la ha deparado la inesperada irrupción del partido Al Nur, que ha alcanzado casi el 25% de los votos. La sorpresa es doble puesto que los salafistas siempre han sido reacios a participar en el juego político. Hasta hace poco, los clérigos salafistas tachaban a la democracia como una forma de apostasía y, en consecuencia, rehusaban concurrir a las elecciones.
   Este movimiento, de carácter puritano y rigorista, pretende erigir una sociedad a imagen y semejanza de la umma establecida 14 siglos atrás por Mahoma. Además, promueve una lectura literal de los textos sagrados, la plena instauración de la sharía, el restablecimiento del califato y la estricta separación de sexos. En los últimos años, los salafistas han creado una extensa red de asociaciones caritativas y de beneficencia que prestan ayuda a los sectores más desfavorecidos de la empobrecida población. No debe olvidarse que, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, dos de cuatro egipcios viven bajo el umbral de la pobreza.
   Esta tarea ha contado con la inestimable ayuda de las petromonarquías del golfo Pérsico (y, en particular, de Arabia Saudí), que han engrasado la maquinaria salafista y financiado la construcción de numerosas medersas desde donde se ha propagado su ideario radical.
   Por todos es sabido que la monarquía saudí está extraordinariamente preocupada por el avance de la primavera árabe. Su objetivo es establecer un cortafuegos para evitar la consolidación de la democracia en el Egipto pos-Mubarak y en el resto del mundo árabe, hecho que tendría funestas consecuencias para el propio reino.
   Los petrodólares también financian una docena de canales por satélite desde los cuales los telepredicadores ultraconservadores pontifican sobre lo divino y lo humano y propagan una visión extremadamente reaccionaria de la religión musulmana. Uno de los máximos referentes de los salafistas es el teólogo medieval Ibn Taymiya, al que se atribuye la máxima "60 años de un gobernante injusto son mejores que una sola noche sin Gobierno". Se entiende así que el depuesto Mubarak favoreciera la implantación de los salafistas con el objetivo de mantener a los egipcios alejados de la política, pero también de crear un contrapeso a los Hermanos Musulmanes.
   Como ha señalado el escritor Alaa al Aswany, los telepredicadores "jamás hablan de libertad, justicia e igualdad, que son los valores humanos para cuya realización el islam fue originalmente revelado". De hecho, cuando estalló la Revolución del 25 de Enero, el influyente clérigo salafista Mahmud Amer criticó la movilización ciudadana y recordó que, según los textos sagrados, estaba estrictamente prohibido alzarse contra los gobernantes.
   Aunque los islamistas moderados del Partido Libertad y Justicia hayan aceptado formalmente las reglas del juego político, en el futuro tendrán que esforzarse por disipar las sospechas en torno a la posible existencia de una agenda oculta y demostrar que son capaces de conciliar islam y democracia. También deberán convivir con una Junta Militar escasamente proclive a ceder el poder a un Gobierno civil y, mucho menos, a uno controlado por los islamistas. Previsiblemente el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, dirigido por el mariscal Tantawi, tratará de evitar que el poder islamista se extienda más allá del Parlamento, para lo que empleará todas las prerrogativas constitucionales que todavía conservan.
   Todo parece indicar, pues, que el pulso entre los islamistas y los militares no ha hecho más que empezar y continuará, al menos, hasta que la celebración de las elecciones presidenciales y la redacción de la nueva Constitución despejen algunas de las incógnitas que ahora se ciernen sobre Egipto.
   En los próximos seis meses, salafistas y liberales deberán elegir cuál de los dos partidos tomar si no quieren quedar relegados a un segundo plano en la edificación del Egipto pos-Mubarak.

   Ignacio Álvarez-Ossorio es profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante.

jueves, 22 de diciembre de 2011

POESÍA. "Punto de partida", de Elena Medel (Córdoba, 1985)

Elena Medel
Punto de partida

Un poema condenado al ocio.
Sus dieciocho versos montan en autobús
y guardo en la cartera -dibujos animados-
dos pasajes con destino a la garganta.
Tu móvil, apenas unos céntimos, sonrisa:
ganarte así, renegando de Espronceda.

Tus besos son la excusa del verano.

PRENSA. Viñeta de EL ROTO

   En "El País" (9 diciembre 2011):

PRENSA. "A mí me sirve", por Elvira Lindo

Elvira Lindo

   En "El País":
A mí me sirve

ELVIRA LINDO 21/12/2011

   Ha surgido en esta época un tipo de admirador de la neurociencia que establece con esta materia la misma relación que el beato tiene con la fe o el fanático con una ideología absoluta. En realidad, siente la misma necesidad imperiosa de creer en algo, y piensa, como cualquier creyente, que está en poder de la verdad. Me resulta curioso no haber encontrado jamás entre los científicos que conozco esa concepción de la ciencia como dogma. Tengo un amigo físico, que tras pasarse el día observando las correrías de unos ratoncillos que han de ayudarle a entender la memoria espacial, recorre la ciudad de punta a cabo para tumbarse en un diván y visitar, con la ayuda de un viejo psicoanalista, algunos pasajes de su memoria que aún le hacen daño. Alguna vez le he preguntado, ¿es compatible un trabajo tan riguroso con una terapia tan especulativa? Y él me contesta de manera contundente, "a mí me sirve". Si quisiera, tendría a su disposición tratamientos químicos para reducir la ansiedad, pero ha optado por la reflexión intelectual. Y es que hay algo misterioso en el alivio del dolor. A veces, el dolor se atenúa con una visita al médico si el médico sabe mirar a los ojos del paciente.
   Estos días, Sanidad ha concluido que de poco sirven las distintas disciplinas naturistas o alternativas. Sin embargo, una de las investigaciones inconclusas y sorprendentes de la ciencia consiste en entender la relación del enfermo con el placebo. La fe no mueve montañas pero, al parecer, mejora considerablemente el estado de un paciente que deposita su confianza en un tratamiento. No animo a dejarse engañar pero sí a no ser en exceso racional. A veces sirve. Como le sirve al niño la mano de su madre cuando está febril. Ay, si esa mano se tuviera en la frente cuando tenemos que enfrentarnos a la muerte, seguro que el trance no sería tan duro.

PRENSA. "Si logramos que no nos azoten...", de José María Izquierdo

José María Izquierdo

   En "El País":
Si logramos que no nos azoten...

   Han ganado. Aquí, allá y acullá. Ya nos han vencido, sometido, conquistado. José K. cree que los nuevos amos del universo están convencidos de que lo moderno es volver al siglo XIX y lo antiguo, los avances del siglo XX.

JOSÉ MARÍA IZQUIERDO 21/12/2011

   Confía José K., quizá de forma irresponsablemente ingenua, en que al menos no lleguen a los castigos físicos. Nos recortarán, nos achucharán, nos encogerán, harán papiroflexia -mire qué bonita la pajarita que nos ha salido- con los papeles donde teníamos grabados nuestros derechos, nos cerrarán refugios y si dejan alguno, quizá algún hospital, nos cobrarán la entrada, primero, y cada latido advertido por el estetoscopio sonará con el clic de las cajas registradoras. Pero José K. espera, vaya usted a saber por qué, que no nos apaleen. Algo es algo, se dice mientras ve en el espejo del cuarto de baño esa cara agrietada por los años, sí, pero también por repetir una y otra vez la misma frase: ¿aún quieren más? ¿Aún quieren más? ¿Aún quieren más?
   Mira nuestro hombre, un tanto encorvado, involuntaria muestra de sumisión, a los nuevos amos del mundo, tan triunfadores, tan pavos reales, con esa sonrisa de tampoco es para tanto. Y sí, efectivamente, tampoco es para tanto porque esos que vemos mandan muy poco, que más bien obedecen. ¿Y quiénes son, entonces, se pregunta José K., los que de verdad han conseguido que una señora alemana y un señor francés se repartan un pastel cada vez menos apetitoso y encima nos hagan creer que estamos construyendo una nueva Europa -quiénes, ¿nosotros?-, mientras sus banqueros aguardan a que lleguen los despojos de tanto sucio pig en sus modernos despachos con diseños de la Bauhaus o de Philippe Starck? ¿Quiénes son entonces los que han quitado a un primer ministro -repugnante, bien es cierto- para poner a un obediente empleado de banca? No se sabe, pero lo único que les caracteriza es que siempre, siempre, en cualquier circunstancia, quieren más. Y eso que ya lo tienen todo.
   Así que José K. insiste: puede, incluso, que nos traten bien, piensa, hasta que nos den palmaditas en los mofletes, más bien resecas mejillas según pase el tiempo. Y es que ni tan siquiera necesitan azotarnos o amarrarnos con grilletes. Ya nos han vencido, derrotado, sometido, conquistado. No solo aquí, en este limitado terruño, no. Es sismo de dimensiones apocalípticas por cuanto sacude a todos y cada uno de los continentes. Incluso José K. tiende a pensar que de existir otras galaxias, también en ellas habrían vencido los mismos. Cierto que solo lo han hecho por nuestro bien, que hay que ver cómo hemos gastado tantos años, como unos irresponsables. Por eso vienen ellos -¿quiénes?- a poner orden en este patio de monipodio donde hasta los obreros tenían casa propia -ya ven- y se habían hecho crecer los derechos sociales de las minorías y los más desprotegidos. A tales desmanes, equivocadamente, sin duda alguna, se les había considerado avances de la humanidad. José K., asustado por la velocidad que le arrasa los pensamientos, empieza a verlos como cosas del pasado.
   Y es que ahora ya no necesitan disimular. ¿Para qué? Si ya quitan y ponen primeros ministros y responsables de economía, en un mecanismo de puerta giratoria siempre en movimiento o de alegres, para ellos, tiovivos, hoy en Goldman Sachs o en Lehman Brothers, mañana ministros o gobernadores de bancos centrales para sin solución de continuidad, una vez cumplidos los encargos, retomar sus bien remunerados empleos. José K., con un punto de chulería, producto del enfado, advierte que tiene sus nombres y hasta sus fotos. Aquí están anotados, dice, este, ese otro y aquel de más allá. Y si eso practican esos chafalmejas a escala planetaria, qué no podrán probar en nuestra pequeña granja, minúsculo reducto este en una esquina del muy Viejo Continente.
   Están a punto de lograr, por ejemplo, según ve nuestro hombre, que se haga cierto un sucedido nunca visto a lo largo de la historia: que lleguemos a creer moderno lo que ocurría dos siglos antes y antiguo lo que pasó en el siguiente. Un contradiós. Pero José K. lo ve aquí y allá el siglo XXI. Nos llevan al XIX y abominan del XX. Cuánto mejor aquellos años en que no había regulaciones de sueldos, edades, horarios o contratos. ¿No es excitante comprobar cómo crecía el capitalismo gracias a que aquellos miles de obreros de Manchester se dedicaban a lo suyo, a caerse muertos trabajando, y no a perder el tiempo en vacaciones y horas para el sándwich de pepinillo, que en nada benefician a la producción? Mucho más moderno, dónde va a parar, la vuelta al XIX. Y si me apuran al XVIII, al XVII o al XVI, y no les calienten, ruega José K., que estos nos llevan al antiguo Egipto.
   Convertidos pues contratos, derechos, e incluso los sindicatos, esos entes demoniacos, en antiguallas inservibles del siglo XX que solo retardan el progreso y el futuro, pensemos en su abolición. Cuánto mejor salarios ridículos -400 euros y ya estás dando palmas con las orejas-; olvidarse de convenios colectivos y empieza a picar ahora que ya te diré. Si se me antoja. ¿Dicen que ya ocurre en Alemania, donde empleos a menos de esos 400 euros maquillan de forma vergonzante las cifras de un desempleo muy superior al confesado por el Gobierno de Merkel, mientras los otrora poderosos sindicatos alemanes miran hacia otro lado o quizá ya ni miren porque se han quedado ciegos, mudos y sordos? Pues eso me reafirma en lo que digo, insiste irritado José K., que ellos, esos seres innombrables, nos han desbaratado, pisoteado, laminado, aquí, allá y acullá.
   No quiere nuestro hombre, ya la vena de la frente como una cuerda, perder el tiempo en duques hábiles de manos en distintas disciplinas, ruinosas necrópolis levantadas un día en honor de ridículos caudillos chocarreros, y ni tan siquiera le apetece mencionar lo larga que le quedaba la sisa o corto el tiro en sus galas al presidente pinturero. Prefiere pensar en cómo hemos de levantarnos, unirnos en el lado transparente de la Fuerza, y protegidos por armaduras -yelmo, gorguera, escarcelas-, chalecos antibalas -con kevlar, por supuesto- o trajes NBQ, sin olvidarnos de la imprescindible espada de láser, enfrentarnos, más pronto que tarde, a ese lado oscuro de la Fuerza que ahora todo lo domina y todo lo ensucia.
   ¿Y sabemos quién va a dirigir entonces esta batalla, desde la pura jugada de parchís, dada la desproporción de fuerzas, hasta llegar a la guerra de las galaxias? ¿Quizá el recio agricultor más de izquierdas que nadie será el que nos haga surcar los caminos necesarios para repensarnos la izquierda, española, europea y mundial, necesitada de finas herramientas para desarmar al maligno en este siglo XXI? ¿O será la líder pizpireta, sonrisa amable y compañera de figurillas atirantadas e incluso de raros ejemplares astures con tendencia a la caza del oso? ¿Entonces? ¿Tendremos que dejar nuestras vidas una vez más, tiembla José K., en manos de quienes tanto y tan sonoramente han perdido frente a ese enemigo que ni ahora, después de tan glorioso triunfo, sabe si sube o baja?
   Es posible, es posible, medita pesaroso José K. ¿Y aguardamos el advenimiento de otro querube o volvemos a depositar vida y hacienda en el veterano sarmentoso y tatuado de cicatrices? Cree nuestro hombre que aún queda tiempo para resolver esa pregunta que le quema la lengua nada más plantearla. Ahora, ruega, déjennos un tiempo para llorar a nuestros muertos y rehacer los adentros. Es cosa de poco, lo prometemos. Para calmar el dolor, que un fantasma recorre el universo y la reconquista va a ser inclemente y cuajada de peligros.
   "Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais... atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser.
   Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
   Es hora de morir".
   (Roy Batty, Blade Runner, Ridley Scott, 1982).
   "Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais... a multitudes despojadas de sus derechos más acá de Orión, y revolverse contra las injusticias y cantar al progreso en esa tierra que habitan los humanos, más allá de la puerta Tannhäuser".
   (Añadido de José K., diciembre 2011).

miércoles, 21 de diciembre de 2011

POESÍA. "Irène Némirovsky", de Elena Medel (Córdoba, 1985)

Elena Medel

Irène Némirovsky
                           Para Benjamín Prado

Yo soy Elisabeth Gille llorando tu marcha:
éstas son mis cartas de cumpleaños quemadas.
Yo soy tu hija pequeña sin regalos de Navidad.
Persiguiendo a los nazis, saltando la valla.
Yo soy David Golder arruinado tras tu muerte.
Yo soy un acorde de piano cualquiera
que, de repente, en Issy-L'Evêque suena.
Yo soy Danièle Darrieux tirándose a un ministro nazi.
Yo soy la familia Kampf en un baile malogrado.
Yo soy las lágrimas que derramaste
en una cámara de gas en Auschwitz.
Yo soy el espíritu de la mala suerte.
Yo soy, como tú, una judía atea.
Yo también me exilié por la guerra.
Y soy un susurro al oído y un cuento de Chéjov
y las moscas del otoño en un suburbio de Moscú
y soy un perro y soy un lobo
y soy un trago de vino de soledad...
Y soy tu todo y soy tu nada.
Y soy el cabrón alemán que te mató.
Y el germen de la semilla de tu ser.
Yo también me marché de Kiev.
Yo soy tú y a la vez yo.
Yo soy un insecto que por noviembre
merodea en los crematorios.
Yo soy la elegancia, el clasicismo y la frescura
de la boca que Hitler mandó callar un día.
Yo soy Grasset quemando todos tus fonemas
cuando tus hijas aún duermen a tu sombra.
Soy tu mano que acaricia sus cabellos
y que, dedos traviesos, imagina un nuevo cuento.
Y digo que este poema es Irène Némirovsky
lo mismo que yo soy Finlandia en 1918
y tú eres un corazón más en un mundo vacío.